MONICIÓN
Vamos avanzando hacia la Pascua de Jesús en este camino cuaresmal y llevamos en el corazón el deseo de convertimos a Dios y mejorar nuestras relaciones humanas.

Hacer el Vía crucis es: orar, alabar, contemplar y dar gracias al Padre por su Hijo, que nos salvó. Que fue delante, el primero en recorrer el camino hacia la Gloria para, por “pura gracia, nosotros ser salvados”.
Iremos contemplando cada momento (estación) con espíritu
agradecido, dejándonos penetrar por la Palabra de Dios, por el Señor y sabiendo que Jesús, una vez RESUCITADO, ya no vuelve a morir.
Somos nosotros los que tenemos que morir cada día para con El resucitar.
1ª. ESTACIÓN: Jesús es condenado a muerte
V: Te adoramos, Señor, y te bendecimos
R: Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
Lectura del Evangelio según San Juan. 19, 6 ‐ 7. 12. 16
Cuando lo vieron los sacerdotes y los guardias gritaron: ¡Crucifícalo, crucifícalo! Pilato les dijo: “Lleváoslo vosotros y crucificadlo, porque yo no encuentro culpa en él”. Los judíos le contestaron: “Nosotros tenemos una ley, y según esa ley tiene que morir, porque se ha declarado Hijo de Dios”…
Desde este momento Pilato trataba de soltarlo, pero los judíos gritaban: “Si sueltas a ése, no eres amigo del César. Todo el que se declara rey está contra el César”…Entonces se lo entregó para que lo crucificaran.
REFLEXIÓN:
Jesús condenado. Sentenciado injustamente. El mismo Jesús, que pasó por aquellos caminos “haciendo el bien”, enseñando, curando, dando de comer, liberando del mal…
En su condena, asumida, están las nuestras hacia los demás. Fácilmente juzgamos, opinamos, quizás condenamos aunque sea levemente.
ORACION:
Purifica, Señor, nuestros pensamientos y juicios de valor para que vivamos el mandamiento del amor fraterno.
2ª. ESTACIÓN: Jesús con la cruz a cuestas
V: Te adoramos, Señor, y te bendecimos
R: Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
Del Evangelio según san Juan. 19, 17
Y Jesús, cargando con la cruz, salió al sitio llamado “de la Calavera”, que en hebreo se dice Gólgota.
REFLEXIÓN:
Te contemplamos, Señor, aunque sean unos momentos, en esta realidad: “cargando con la cruz”, aceptando el peso humillante de toda nuestra debilidad.
La cruz, Sí, que se presenta de muchas formas en nuestra vida: la soledad, la enfermedad, la dependencia, el paro,…. esos imprevistos que se acercan a nuestras vidas y nos desarman.
ORACION:
Señor, sé Tú, siempre, nuestra fortaleza. Haz que te miremos a Ti, que vas delante de nosotros y nos haces más fácil la dificultad.
3ª. ESTACIÓN: Jesús cae por primera vez
V: Te adoramos, Señor, y te bendecimos
R: Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
Lectura del profeta Isaías. 53, 4 ‐ 6
¡Eran nuestras dolencias las que él llevaba, y nuestros dolores los que soportaba! Nosotros lo tuvimos por azotado, herido de Dios y humillado. Él ha sido herido por nuestras rebeldías, molido por nuestras culpas.
Él soportó el castigo que nos trae la paz, y con sus llagas hemos sido curados. Todos nosotros como ovejas erramos, cada uno marchó por su camino, y el Señor descargó sobre él la culpa de todos nosotros.
REFLEXIÓN:
“El más hermoso de los hijos de los hombres” caído por tierra. Tu caída recoge, asume las nuestras y ¡tantas rebeldías!
Cerramos los ojos y te vemos rostro en tierra… Y junto a Ti, adivinamos a tantos hermanos e hijos tuyos caídos por tantas esclavitudes…
ORACION:
Danos, Señor, un corazón generoso y atento a tantas necesidades y sufrimientos de nuestros hermanos.
4ª. ESTACIÓN: Jesús encuentra a su Madre
V: Te adoramos, Señor, y te bendecimos
R: Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
Lectura del Evangelio según San Juan. 19, 25 ‐ 27
Junto a la cruz de Jesús estaban su Madre, la hermana de su Madre, María la de Cleofás, y María la Magdalena. Jesús, al ver a su Madre, y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su Madre: “Mujer, ahí tienes a tu hijo”. Luego dijo al discípulo: “Ahí tienes a tu madre”. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.
REFLEXIÓN:
Si recordamos la película “La Pasión de Cristo” de Mel Gibson,
el breve encuentro de María con su Hijo es ¡impresionante!. La Madre, María, exclama, saliéndole del corazón: ¡Hijo de mi vida! Déjame morir por TI!
Y pensando, aunque a distancia de María, ¿Qué madre no está dispuesta a pasar en ella misma lo que le ocurre a sus hijos?
ORACION:
Madre, no nos abandones. Sal a nuestro encuentro. No nos sueltes de tus manos, por tu Hijo Jesús.
5ª. ESTACIÓN: El Cirineo ayuda a Jesús a llevar la cruz
V: Te adoramos, Señor, y te bendecimos
R: Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
Lectura del Evangelio según San Lucas. 23, 26
Mientras lo conducían, echaron mano de un cierto Simón de Cirene, que volvía del campo, y le cargaron la cruz para que la llevase detrás de Jesús.
REFLEXIÓN:
Hemos escuchado que el cirineo iba cargado con la cruz “detrás de TI”. El seguía tus huellas. Vas delante.
Tenemos que descubrir tu presencia en nuestro día a día. Eres el Camino, la Verdad, la Vida.
ORACION:
Gracias, Señor, por tantas personas, “buenos cirineos”, entregadas a suavizar, a ayudar, a acompañar, a hacer más grata la vida a quienes lo necesitan en sus dificultades.
6ª. ESTACIÓN: La Verónica enjuga el rostro de Jesús.
V: Te adoramos, Señor, y te bendecimos
R: Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
Lectura del profeta Isaías. 53, 2 ‐ 3
Lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado y evitado por los hombres, como un hombre de dolores, acostumbrado a sufrimientos, ante el cual se ocultan los rostros; despreciado y desestimado.
REFLEXIÓN:
Las palabras de Isaías, que acabamos de escuchar son sobrecogedoras. Son la síntesis del aniquilamiento de la persona; pero también son la expresión de la historia de amor de todo un Dios por la Humanidad.
A pesar de no tener figura, ni imagen que atraiga, rezamos y recordamos el salmo que nos invita: “CONTEMPLADLO Y QUEDAREIS RADIANTES, VUESTRO ROSTRO NO SE AVERGONZARA”
ORACION:
Señor, escucha nuestra plegaria que te dice: “Tu rostro buscaré, Señor. No me escondas tu rostro”.

7ª. ESTACIÓN: Jesús cae por segunda vez
V: Te adoramos, Señor, y te bendecimos
R: Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
Lectura del libro de los Salmos. 41, 6 ‐ 10
Mis enemigos me desean lo peor: “A ver si se muere, y se acaba su apellido”. El que viene a verme, habla con fingimiento, disimula su mala intención, y, cuando sale afuera, la dice. Mis adversarios se reúnen a murmurar contra mí, hacen cálculos siniestros: “Padece un mal sin remedio, se acostó para no levantarse”. Incluso mi amigo, de quien yo me fiaba, que compartía mi pan, es el primero en traicionarme.
REFLEXIÓN:
Vuelves a caer. Te hiciste frágil para que nosotros viéndote humano, falto de fuerzas, no desconfiemos nunca de Ti. Que te miremos solo a Ti en nuestras caídas y recaídas.
ORACION:
Si quieres, Señor, ayúdanos a levantamos, a superar depresiones, desconfianzas y pesimismos. Tú, siempre estás a nuestro lado.
8ª. ESTACIÓN: Jesús encuentra a las mujeres de Jerusalén
V: Te adoramos, Señor, y te bendecimos
R: Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
Lectura del Evangelio según San Lucas. 23, 27 – 29. 31
Lo seguía un gran gentío del pueblo, y de mujeres que se daban golpes y lanzaban lamentos por él. Jesús se volvió a ellas y les dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad por vosotras y por vuestros hijos, porque mirad que llegará el día en que dirán: “Dichosas las estériles y los vientres que no han dado a luz y los pechos que no han criado”… Porque si así tratan al leño verde, ¿qué pasará con el seco?»
REFLEXIÓN:
Hemos escuchado que te seguía la gente, no como cuando les enseñabas y casi no te dejaban ni descansar…ahora quizás eran meros espectadores…; pero te encuentras con las mujeres y olvidándote de ti, les das tus palabras en medio de tu dolor. Danos la capacidad de olvidarnos de nosotros mismos y abrir el corazón al amor y a la solidaridad.
ORACION:
Te pedimos, Señor, en esta estación, por las personas que han sufrido y sufren el maltrato de cualquier clase y la violencia sin sentido.
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9ª. ESTACIÓN: Jesús cae por tercera vez
V: Te adoramos, Señor, y te bendecimos
R: Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
Lectura de la segunda carta del apóstol San Pablo a los Corintios. 5, 19‐21
Dios mismo estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo, sin pedirle cuentas de sus pecados, y a nosotros nos ha confiado el mensaje de la reconciliación… En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios. Al que no había pecado, Dios lo hizo expiar nuestros pecados, para que nosotros, unidos a él, recibamos la salvación de Dios.
REFLEXIÓN:
Tres veces te contemplamos caído. Tres veces te negó Pedro, pero por tres veces ratificó su amor y fe en Ti, y el reconocimiento de que Tú lo sabes todo…
Sí, Señor, Tu sabes que queremos superamos, pero nos vence la debilidad. Levántanos, TÚ.
ORACION:
Nos acogemos al salmo y te rezamos:
“Levanto mis ojos a los montes. De dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra”.
10ª. ESTACIÓN: Jesús es despojado de sus vestiduras
V: Te adoramos, Señor, y te bendecimos
R: Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
Lectura del Evangelio según San Juan. 19, 23 ‐ 24
Los soldados… cogieron su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba abajo. Y se dijeron: “No la rasguemos, sino echemos a suertes a ver a quién le toca”. Así se cumplió la Escritura: “Se repartieron mis ropas y echaron a suerte mi túnica”.
REFLEXIÓN:
Despojado. En total pobreza física. El auténtico pobre de Yahvé.
Herido de Dios. Humillado. Desnudo.
Mirándote, nos acordamos de tantos hijos tuyos y hermanos nuestros a quienes les han sido arrebatados sus legítimos derechos, la dignidad, la estima personal, la libertad.
ORACION:
Libéranos de todo lo que nos impide avanzar hacia a Ti. Danos luz para reconocer nuestros apegos y ataduras.
11ª. ESTACIÓN: Jesús es clavado en la cruz
V: Te adoramos, Señor, y te bendecimos
R: Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
Lectura del Evangelio según San Marcos. 15, 25 ‐ 27
Era media mañana cuando lo crucificaron. En el letrero de la acusación estaba escrito: “El rey de los judíos”. Crucificaron con él a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda.
REFLEXIÓN:
Dice así el poema: “Tù me mueves, Señor, muéveme el verte clavado en una cruz…»Crucifijo…fijo en la cruz”… ¡Cuántas veces hemos pensado bajamos de esa pequeña cruz que nos toca en “ese momento concreto”!
Jesús fue clavado. Se dejó clavar. No ofreció resistencia.
ORACION:
Señor, queremos hacer vida, en nuestras vidas, tus palabras:
“Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, cargue con su cruz y se venga conmigo”. Ayúdanos!
12ª. ESTACIÓN: Jesús muere en la cruz
V: Te adoramos, Señor, y te bendecimos
R: Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
Lectura del Evangelio según San Juan. 19, 28 ‐ 30
Sabiendo Jesús que todo había llegado a su término, para que se cumpliera la Escritura dijo: “Tengo sed”. Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca.
Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo: “Está cumplido”. E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.
REFLEXIÓN:
Poco antes de morir y entregarte del todo al Padre, nos dices:
“TENGO SED”. También recordamos esta necesidad humana en tu encuentro con la mujer samaritana. Abriste el diálogo con ella y le dijiste: “DAME DE BEBER”.
Tú conoces la sed del hombre y de la mujer, de hoy y de todos los tiempos… Sed de triunfo, de fama, de buena vida, de dinero, de placer…
Y hoy, en esta tarde/noche, Tu, nos preguntas: ¿Cuál es tu sed?, pero de verdad. Por qué sed te afanas tanto?
ORACION:
Señor, sacia, apaga nuestra sed con la verdadera agua que eres Tú.
Si Tú no eres nuestra agua, nuestra vida será como una tierra reseca, agostada, estéril.
13ª. ESTACIÓN: Jesús es bajado de la cruz y entregado a su Madre
V: Te adoramos, Señor, y te bendecimos
R: Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
Lectura del Evangelio según San Juan. 2, 1 ‐ 5
Había una boda en Caná de Galilea y la madre de Jesús estaba allí; Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda. Faltó el vino y la madre de Jesús le dijo: “No les queda vino”. Jesús le contestó: “Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora”. Su madre dijo a los sirvientes: “Haced lo que él diga”.
REFLEXIÓN:
Recordemos el grupo escultórico de la “Piedad”. Madre e Hijo juntos. Unidos en la historia de nuestra salvación. ¡Con cuánto amor y dolor hemos sido salvados!
Como en las bodas de Caná, también en esa Piedad nos sigues diciendo. ”Haced lo que El os diga”. Tú, Madre, allá en Nazareth también dijiste: “Hágase en mí…” y ese Fiat lo llevaste hasta la Cruz con tu Hijo.
ORACION:
Virgen y Madre, tantos huérfanos de caricias de madre, que no han recibido ternura en sus vidas, vuelve hacia ellos tus ojos misericordiosos.
14ª. ESTACIÓN: Jesús es colocado en el sepulcro
V: Te adoramos, Señor, y te bendecimos
R: Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
Lectura del Evangelio según San Mateo. 27, 57‐60
Al anochecer llegó un hombre rico de Arimatea, llamado José, que era también discípulo de Jesús. Este acudió a Pilato a pedirle el cuerpo de Jesús. Y Pilato mandó que se lo entregaran.
José, tomando el cuerpo de Jesús, lo envolvió en una sábana limpia, lo puso en el sepulcro nuevo que se había excavado en una roca, rodó una piedra grande a la entrada del sepulcro y se marchó.
REFLEXIÓN:
¡Gracias, Señor!. Sólo nos queda el agradecimiento y el silencio.
También la admiración y el amor por tanto AMOR ENTREGADO: TU MISMO.
Pero también ha renacido la alegría en este breve recorrido de tu Pasión porque sabemos que por “pura gracia estamos salvados”, y que Tu RESUCITASTE y que la muerte ya no tiene dominio sobre Ti.
ORACION:
Cantamos Gozosos
Victoria, TU reinarás. Oh Cruz, Tú nos salvarás.
CONCLUSIÓN
Los textos, las meditaciones y las oraciones del Vía Crucis nos han ayudado a contemplar este misterio de la pasión, para aprender la gran lección de amor que Dios nos ha dado en la cruz, para que nazca en nosotros un deseo renovado de convertir nuestro corazón, viviendo cada día el mismo amor, la única fuerza capaz de cambiar el mundo…………
Por María de Jesús Larma
