Bienaventurados los que se vacían de pensamientos, imágenes y sentimientos porque ellos serán llenados por Dios.
Bienaventurados los que aprenden a estarse quietos, porque descubrirán la fuerza de Dios que se mueve en su interior.
Bienaventurados: los que se cultivan por dentro, porque quedarán limpios de toda sombra y actuarán con libertad.
Bienaventurados los hambrientos de ser, puesto que sólo ellos alcanzarán la auténtica humanidad.
Bienaventurados los compasivos, pues han comprendí que el destino de cualquier persona es el propio.
Bienaventurados los silenciosos, puesto que han descubierto su verdadero hogar.
Bienaventurados los pacificados, porque darán al mundo lo que el mundo realmente necesita.
Bienaventurados los orantes, porque han comprendido que si nos preocupamos por las cosas de Dios, Él se preocupa por las nuestras.
Bienaventurados vosotros cuando os reprochen que huis del compromiso para retiraros a vuestra soledad.
Yo os digo que vuestra recompensa
será grande en este mundo pues lo veréis en su verdadero color.
Palabra y vida 13/09/2017 (Pablo D’Ors)