INICIACIÓN CRISTIANA 20

TESTIMONIOS 20

1. CONFIRMACIÓN EN TIEMPOS DE CORONAVIRUS

Guardo siempre en mi memoria un recuerdo agradecido para todas las comunidades cristianas católicas a las que he pertenecido en diversas etapas de mi vida, incluso a aquellas con las que, por pequeños pero importantes matices teológicos o personales, discrepaba en la concepción que tenían de lo que significa ser cristiano católico y el comportamiento que éste tenía que tener en el mundo. A fin de cuentas, todas ellas, me han conformado como el cristiano católico que soy. Unas, me iniciaron en la religión cristiana; otras, me afirmaron en la importancia del estudio de la teología y me introdujeron con rigor en los misterios de la fe. Recuerdo con especial cariño a aquellas comunidades cristianas católicas en las que floreció la amistad, la fraternidad en definitiva, entre todos los miembros de la misma, y a las comunidades cristianas católicas en el extranjero, en las que pude encontrar algo de calor humano en medio de un mundo gris.

Como cristiano católico
soy producto de todas
estas experiencias,
cristiano católico ya confirmado.

Nunca imaginé que confirmaría mi fe cristiana católica en el trascurso de una peste, todavía no finalizada, y tras un confinamiento. Ambos acontecimientos evocan tiempos remotos que, felizmente, se creían más que superados por los avances científicos y tecnológicos de nuestro tiempo, y nadie jamás pensó que se podría vivir una situación como ésta. Esta situación pertenecía a los libros de historia y había sido recreada en la literatura y en el cine. Siempre pensé que mi confirmación en la fe cristiana católica vendría de la mano del amor de una mujer, que me haría “sentar la cabeza”, casarme y formar una familia. Algo así como la salvación del alma de don Juan Tenorio por la intermediación de doña Inés ante Dios. Quiero pensar que existe algún paralelismo entre ambas situaciones, porque en mi concepción del amor cristiano de pareja no creo que haya una manifestación más grande que la de doña Inés. Por otra parte, yo guardaba y entendía mi confirmación como un regalo, como una especie de ajuar o dote de esos que nuestras antiguas abuelas regalaban a sus hijas con motivo de su matrimonio. Éste era, con algún pequeño matiz, el plan, pero no pudo ser. Uno propone y Dios dispone, nunca mejor dicho.

A pesar de que los planes no han salido como tenía previsto y de las contingencias de nuestro tiempo presente, estoy muy feliz de haberme podido confirmar ahora, de cerrar el ciclo eucaristía-bautismo-confirmación ahora. Cerrar un ciclo creo que está asociado a algo negativo aunque sólo sea por el hecho de que se trata de un periodo que termina. Significa además, como consecuencia, que nos hacemos mayores. Pero si el ciclo se cierra en el momento preciso, con la madurez necesaria, siendo consciente de lo que se hace y de lo que se termina, y con precaución pero sin miedo al futuro incierto del nuevo ciclo que empieza, cerrar un ciclo es una de las experiencias más bonitas y más satisfactorias que se pueden tener en esta vida.
No obstante, pues mentiría, no puedo negar mis temores ante un mundo y una sociedad occidental que han colapsado. A pesar de haber recibido el sacramento de la confirmación, tengo más dudas e incertidumbres que certezas. En general, los seres humanos, profesen la religión que profesen y pertenezcan a la comunidad política que pertenezcan, son muy parecidos, tienen mucho ego. Por otra parte, no se ha demostrado que el avance científico y tecnológico suponga una mejora moral de las sociedades en las que estos avances se producen. Finalmente, el progreso económico y cultural de las sociedades tampoco les garantiza a éstas que no caigan en la barbarie. Éstas son las únicas tres certezas a las que he podido llegar. Pero hay una certeza mayor y más importante, que nos permite relativizar las anteriores tres certezas un tanto desalentadoras:

ser cristiano católico es lo mejor que nos ha podido pasar al nacer y proteger el legado judeocristiano y, por tanto, judío, griego y romano, es un deber.

Nuestra vieja y un tanto desaliñada Roma es la luz. Y nosotros debemos ser la sal de la tierra. Debemos, en definitiva, proteger nuestra concepción del mundo que es la más hermosa, no digo la mejor, la más hermosa y que humaniza y confiere, por tanto, su dignidad plena -como le corresponde- al ser humano.

En definitiva, sólo puedo decir que estoy muy feliz por haber recibido el sacramento de la confirmación, estoy muy feliz de haber completado el ciclo y, por fin, ser un cristiano católico confirmado.

Gracias a todas aquellas personas que lo han hecho y lo habéis hecho posible.

                                                       José-Tomás Velasco Sánchez


2. CONFIRMARME A LA 63 AÑOS

Cuando Beatriz nos animó a escribir algo sobre el tiempo de catequesis de nuestra confirmación, motivos que nos llevaron hasta aquí ….. , inicialmente pensé que no tenía nada interesante que contar, pero luego me dije, ¿porqué no compartir los motivos que me animaron a confirmarme a los 63 años y quizás ayudar a otras personas, tengan la edad que tengan, a emprender este camino que para mí ha sido tan gratificante? .

Cuando era niña, por circunstancias de lugar y tiempo, no me confirmé, transcurrieron los años y pensé que mi tiempo de confirmación ya había pasado, pero dentro de mí latía la esperanza de que alguna vez podría hacerlo y cerrar así el ciclo de Bautismo, Comunión y Confirmación.

Siempre animé a mis hijos a confirmarse, y lo hicieron, fui muy feliz.

En Septiembre del año pasado, en mi parroquia de la Almudena anunciaron que si algún adulto estaba interesado en confirmarse se pusiera en contacto con la parroquia del Corazón de María para hacer catequesis de adultos, esta parroquia había sido la parroquia de mis padres y la mía, también en la que me casé, lo vi claro, me dirigí allí y comencé esta andadura.

Todo ha sido positivo, Beatriz nuestra catequista nos ha guiado a profundizar en el Mensaje de Jesús, conocerlo mejor y llevarlo a la práctica. Nos lo ha hecho todo muy fácil, nos hacía sentirnos a todos bien, en un ambiente amistoso y dándonos confianza para compartir nuestros sentimientos sin ningún apuro, fue como volver a mis grupos  de  juventud .

Con todos mis compañeros me sentí muy a gusto y aprendí de cada uno de ellos cuando nos abría su corazón y nos relataba sus experiencias.

Quiero también hacer una mención especial a Juan Espallargas, el coordinador de los grupos de catequesis de adultos que  compartió con nosotros alguna tarde y nos ayudó con su saber y su experiencia a afianzarnos en nuestra fe y llevarla a una forma de vida.

Una vez confirmada me siento más íntimamente ligada a la Iglesia y enriquecida con una fortaleza especial del Espíritu Santo.

Gracias a todos.

 La ceremonia de nuestra confirmación la compartí con vosotros, con mi marido, con mis hijos y mis nietos. Cuando llegué a mi casa envié la foto que nos habíamos hecho todo el grupo con el Obispo en el altar de la Iglesia de Santiago, a mi hermana y a mis amigas, y les dije “ Esta tarde ha sido la ceremonia de mi confirmación y soy muy feliz”.

Josefina Bernal Bernal.


UN ANTES Y UN DESPUÉS   (Ana)

Ya han pasado tres meses desde que di el paso de tomar el Sacramento de la Confirmación y creo que es un buen momento para contaros mi experiencia, que aunque no es nada reveladora, espero pueda ayudaros y haceros sentir identificados en cierta medida. Allá vamos.

Como a cualquier persona, la vida puede complicarse y sin saber muy bien cómo afrontar esas etapas, tomamos decisiones (o no tomamos ninguna) y, en mi caso, yo me alejé de la Fe.

Es increíble como las malas épocas pueden hacernos dudar hasta de uno mismo y por supuesto, no siempre somos conscientes de la repercusión que tendrá en nuestra vida.

Conforme fueron pasando los años, mantenía mi sentimiento hacia Dios, pero ni lo practicaba, ni lo interiorizaba. Un día, volvió a suceder lo mismo que años atrás, se complicaron los planes que tenía, pero esta vez no podía siquiera decir esa frase tan falsa pero recurrente de “¿Por qué me haces esto Dios mío?”. Es increíble como culpamos y responsabilizamos sin pensarlo dos veces.

Para mí, ese momento significó un antes y un después, fue mi punto inflexión.

Volví a la Iglesia, volví los domingos a misa, pero sobre todo, volví a acudir a la Iglesia en días normales y cotidianos, a buscar aquel momento de cordura, de paz y de amor que sientes cuando Dios te reconforta.

Puede sonar increíble, pero me sentía rara, incompleta. Dios había estado para mi en cada momento de necesidad, pero también de felicidad y yo, no había hecho lo mismo por lo que llevaba varios meses queriendo reafirmar mi creencia mediante el Sacramento de la Confirmación, pero nunca encontraba el momento. Y la verdad, una de las mejores enseñanzas que me llevo de todo este proceso es entender que nunca hay un buen momento para nada, hasta que decides que no hay que buscarlo, simplemente lo sientes y lo necesitas. Y ese era mi momento.

Siempre he pensado que cuando das luz, te rodeas de luz y fue justo lo que me pasó.

Cuando decidí compartir con mi circulo más cercano mi decisión de Confirmarme, hubo todo tipo de reacciones, pero todas ellas de apoyo. Comencé entonces la Catequesis y os aseguro que añoro nuestros miércoles por la tarde. Se convirtió en un rato de reflexión y de autoconocimiento tremendo. En mi opinión, mi catequista enfocó de una forma tan humana y sencilla las sesiones, que me ayudó a redescubrir mi entorno y a mi misma.

Como todos sabéis, la pandemia estalló finalmente y las sesiones se paralizaron, al menos de la forma tradicional que conocemos, pero tuve la suerte de contar con alguien que me descubrió “El Voluntariado”.

Cada miércoles, en el horario en el que hubiera acudido Catequesis, iba a mi parroquia a ayudar a que la Misa pudiera celebrarse.

Es increíble como un gesto tan sencillo, afectó tanto en las personas que acudían a su rato de oración y por supuesto, a mi me ayudo a reafirmarme en que iba por el camino correcto. Os recomiendo que probéis a colaborar en vuestra parroquia o simplemente ayudando a los vecinos.

Llegó el día de la Confirmación. Inevitablemente hay ciertas personas que te marcan más que otras y lo curioso fue que en mi caso, hasta la amiga más agnóstica estaba emocionada por el paso que estaba a punto de dar.

¿Podía ser más surrealista que el año que daba el paso de confirmarme hubiera una pandemia mundial y fuese todo tan raro? No, aunque yo prefiero decir que fue único.

Me sentí arropada, acompañada y sobre todo, me sentí segura del paso que daba. Creo que soy mejor persona, que este proceso no solo me ha ayudado a conocerme mejor a mi misma, sino que me ha enseñado a gestionar y a trasmitir unos valores fundamentales para ser feliz.

Como conclusión, deciros que todos tenemos un poquito de luz y es muy fácil hacernos brillar, por dentro y por fuera si buscas tu momento y las personas adecuadas para recibirlo. Dios nos enseña a amar y esa es la mayor luz que podemos enseñar.

Ana

CONFIRMACIONES (Testimonios2)

 

NOS CONFIRMAMOS EL DÍA 9 DE JUNIO EN LA PARROQUIA «SANTA MAGDALENA» SOLEMNIDAD DE PENTECOSTÉS

Desde octubre del 2018 hemos “reaprendido” muchas cosas, conocer la fe y la religión que profesamos desde una edad adulta, ha sido una sorpresa y experiencia muy interesante.

Hemos formado una pequeña familia en el grupo de los martes a las 20:00 en el que hemos compartido impresiones, dudas y nos ha hecho aprender mucho los unos de los otros sin importar sexo ni nacionalidad, pues el vínculo de la fe, no entiende de sexo, raza ni nacionalidades.

Redescubrir el camino de Jesús en el que nos invita a seguirle en el camino del amor ha sido uno de los puntos clave de este proceso.

Uno de los días más interesantes, fue en el que tratamos las falsas imágenes y rostros de Dios, que tal vez nos inculca la sociedad en que vivimos, y reafirma la importancia de seguir formándonos para no caer en esos estereotipos y darlos como ciertos.

Durante este periodo se nos ha explicado mucha de la simbología litúrgica y escondida en la Palabra de Dios, y me quedo con que Dios siempre da el primer paso y depende de cada uno de nosotros cuidar del “vaso” en el que recibir su gracia, si tiene agujeros, o no lo ponemos del tamaño correcto, será imposible recibir y ser conscientes de todo lo que tiene que ofrecernos.

Muchas gracias.

P.H.


Esta, supongo que como muchas de las historias o vivencias personales que se van a leer aquí, es la historia de una llamada, la llamada constante e insistente de un Dios que siempre toma la iniciativa, que siempre nos busca, que siempre “se pone a tiro” para nosotros. Pero también es la historia de una respuesta, una contestación decidida y firme a esa llamada, un SI inmenso, como no puede ser de otra manera cuando es nuestro Señor el que nos llama.

Esta catequesis de preparación para la confirmación, ha sido un poco como la vida misma, en un principio, como los niños que empiezan a abrirse al mundo, está el conocimiento, la curiosidad, el descubrimiento de los compañeros que nos acompañarían en este viaje de acercamiento a Dios, quienes somos, de donde venimos, que nos trae aquí, que nos motiva… en definitiva las presentaciones, que fueron abundantes los primeros días de catequesis, pues como un goteo, cada día se nos unía un nuevo amigo que también había escuchado esa llamada del Señor y que también había tenido el coraje de contestarla afirmativamente, cada uno llegado de un sitio, con una historia diferente, con unas experiencias distintas a sus espaldas, pero todos unidos por un mismo objetivo, el acercamiento a Dios. También esos primeros días fueron días de ilusión por aprender, de alegría por el comienzo y de dejarnos guiar por Beatriz, quien desde el cariño, la oración y casi podríamos decir que inspirada por el mismo Espíritu Santo poco a poco, tema a tema, nos fue descubriendo y encauzando, preparándonos para lo que se nos venía encima, ni mas ni menos que recibir los sacramentos, del Bautismo o de la Confirmación en según que caso.

En este año de preparación ha habido de todo, tal y como comentaba antes, como la vida misma, hemos tenido noticias tristes, como varios fallecimientos, los abuelos de Pablo y de Manuel, con los que nos volcamos para darle entre todos nuestro afecto y nuestro cariño, noticias alegres, como el nacimiento de Alejandra la hija de Claudia…

Hemos pasado frío, cuando tocaba ir a la catequesis las oscuras noches de noviembre, diciembre, enero… Hemos tenido calor, cuando la primavera y los días ya próximos al verano han empezado a despuntar. Han venido a visitarnos, el coordinador de Catecumenado y párroco de la Magdalena D. Juan Espallargas. Lola Ros, secretaria de la delegación diocesana de catequesis.

En definitiva, este curso de catequesis ha sido como un viaje en tren, un viaje en el que íbamos atravesando parajes en forma de temas del libro, maravillándonos de su belleza, aprendiendo de su mensaje, un viaje en el que también hemos parado en diversas estaciones para descansar, como fueron las fiestas de navidad, o la Semana Santa, un viaje que hemos hecho todos con ilusión, desde Beatriz, nuestra “maquinista” particular, pasando por todos y cada uno de nosotros, porque todos sabíamos cual era nuestro destino final, prepararnos para el gran momento que ya está próximo, recibir los Sagrados Sacramentos para en definitiva apuntalar más si cabe nuestra fe y tratar, en medida de lo posible, de estar un poquito más cerca de Dios.

H. A. F. S.



Hola mi nombre es Jesús, tengo 28 años y este 9 de Junio recibiré los 3 sacramentos. Mis palabras serán fundamentalmente para agradecer a aquellas personas que me han puesto en el camino de nuestro Señor y que me han llevado a estar hoy aquí.

Durante este periodo de preparación, la catequesis, he acrecentado mi firme convicción de lo que considero lo más importante de la religión católica que es vivir a través de la palabra de Dios. A pesar de no estar bautizado, este hecho no ha implicado que mis convicciones, mis creencias, mi fe y mi educación no estuvieran dentro de mí.

Provengo de una familia numerosa en la que mis padres, mis referentes, han intentado inculcar a todos nosotros unos valores y una conducta de vida que nos permitiese ser felices con tan solo una palabra, AMOR. Y creo que es primeramente a ellos a quienes debo dar las gracias. No solo mis padres, sino también mis abuelos, mi pueblo y su Semana Santa, y mi futura mujer, la cual he tenido la suerte también de poder compartir este punto y seguido en mi vida. Ella es la persona en la que he visto reflejado todo aquello con lo que he crecido, ella es esa palabra que mis padres me entregaron hace 28 años, AMOR. Por lo que también te doy a ti Pili las gracias por ser la mano que necesitaba para acompañarme y poder unir más aun mi vínculo con Dios.

Agradecer también a mis compañeros de catequesis y a Beatriz, nuestra catequista, por compartir sus experiencias, sus diferencias, sus encuentros y desencuentros que me han permitido crecer emocionalmente a través de la empatía. Ha sido un año en el que me ha hecho ver como la vida nos engulle sin darnos cuenta y me ha dado la pausa que necesitaba para enseñarme a valorar lo realmente importante, este va a ser mi punto de inflexión y una de las cosas que más valoro del catecumenado. Así que de nuevo gracias a mis compañeros y en especial a ti, Beatriz.

Por último, no puedo ocultar las ganas y la ilusión que tengo de que llegue el 19 de Octubre de este año, donde me uniré en sagrado matrimonio con la que es mi actual pareja y compañera de catequesis, Pili. A la cual vuelvo a agradecer su acompañamiento en mi fe, en nuestra fe y poder hacerlo así ante los ojos de Dios.

JESUS.


Me llamo MªPilar y formo parte del grupo de Catecumendo de adultos perteneciente a la Parroquia de Corazón de María, y el domingo 9 de junio voy a recibir el sacramento de la confirmación.

Primeramente decir que no me ha podido hacer mayor ilusión realizar aquí el Catecumenado, ya que en esta Parroquia, se celebraron los esponsales de mis abuelos y mis padres, y fue también aquí donde recibí el sacramento del Bautismo, primer paso en la iniciación de la vida cristiana.

Dicho esto he decir que he sido y soy católica, ya que desde que nací me iniciaron en el conocimiento y en el ejercicio de la vida cristiana.
Durante toda mi niñez ha sentido la presencia de Dios, gracias a mi bisabuela, ya que a través de sus oraciones, su compromiso con la iglesia y su admiración a Dios hizo que tuviera una infancia cerca de él. Pero fue en la adolescencia, con el fallecimiento de mi bisabuela cuando desatendí la fe.
De la misma manera que la desatendí, el tiempo y las circunstancias me han vuelto a poner en su camino y lo siento más cerca que nunca. Estar aquí cada martes me ha hecho evolucionar como persona y aprender a compartir mi fe con los demás.

Crecí en los preceptos de la fe católica, seguí los pasos de la vida cristiana en mi madurez y quiero comenzar el matrimonio recibiendo también la bendición de Dios.

Dicho esto solo me queda dar las gracias a mi catequista Beatriz y a mis compañeros, por acompañarme en este recorrido durante cada Martes, donde he sido consciente de la presencia de Jesús, y a mi fututo marido, ya que voy a tener la gran suerte de recibir el sacramento de la confirmación junto a él, lo cual hace de esto una experiencia inolvidable.

PILI


Hola soy Joshan Nectaly tengo la edad de 21 y soy nicaragüense. Durante este periodo estoy muy agradecido con Dios primeramente por haberme permitido culminar esta catequesis, siento que estos momentos de aprendizaje fueron de mucha importancia para mi vida personal ya que me hicieron consciente de cuán lejos estaba de Dios.

Tengo la satisfacción de decir que hoy en día la Santísima Trinidad es el centro de mi vida, este mundo no deja nada positivo ni bueno, es por eso que digo que la Santísima Trinidad es mi centro.

Me siento con gozo de dar este paso y acercarme a Dios ya que tendré una nueva vida con Cristo y es algo que me enseñó y me dio ejemplo que tengo que bautizarme y cumplir sus mandatos, sin embargo no quiero quedarme anclado con solamente el bautismo quiero seguirle y agradarle es por eso que me confirmaré y recibiré mi primera comunión.

La alegría es la respiración de un cristiano y hoy sí puedo decir con ánimo y mucha felicidad que soy CRISTIANO, si un cristiano no tiene al Espíritu Santo en su corazón no es alegre. Dios tocó mi vida y me hizo sentir que tenía que cambiar mi forma de vivir.

En este tiempo profundicé aspectos doctrinales que no lo sabía como por ejemplo el saber perdonar, la oración, los sacramentos, el amor al prójimo es algo que me llamo la atención. Como reflexión de esto tenemos que amar al prójimo como a uno mismo por lo tanto si no cumplimos esto que nos dijo el Señor no podemos amar a Dios, porque si no amamos al prójimo al que vemos no podemos amar a quien no vemos, así que con esto comprendí que amar a mi prójimo es como que ame a Dios.

Concluyó no parando de agradecerle al Señor por todas sus maravillas, también estoy agradecido con El Señor por brindarle salud y conocimiento a Beatriz e impartirnos las catequesis, deseándoles también a mis compañeros de catequesis muchas bendiciones y que sigan adelante anhelando cada vez más de Dios y que con estas palabras de que nos fueron enseñadas las pongamos en práctica y no nos quedemos solamente como oidores.

Dios les bendiga y que la paz del Señor esté siempre con vosotros.


Me llamo Manuel y decidí realizar la catequesis para la confirmación porque iba a ser padrino del que en ese momento iba a ser mi futuro sobrino, ya que mi hermana quedó embarazada y me pidió ser el padrino de su hijo.

Conforme pasaban los martes, me di cuenta de que aquel acontecimiento había sido una llamada para acercarme a Jesús, ya que por motivos que desconozco me había alejado de Él, posiblemente sería el pasotismo o la dejadez, pero lo que si me he dado cuenta en estos meses es que él no nos abandona, puede que no sintamos su presencia pero de una forma u otra va a estar a nuestro lado.

Aunque nunca he abandonado la iglesia, ya que soy muy devoto a mi virgen María Santísima de la Soledad de Aguilar de la Frontera mi pueblo natal, a ella siempre le he pedido, he hablado con ella y me he desahogado, cosa que hacía porque me sentía bien y me ayudaba y lo hacía sin darme cuenta, por lo que durante este año he sabido ver el bien que me hace lo que me acerca a Dios, y que él ha estado siempre ahí.

Durante este año, en apenas mes y medio he perdido a mis dos abuelos, han sido momentos muy duros, no solo por su marcha, si no por el ellos estar en Córdoba y yo aquí, y no he podido pasar tanto tiempo como el que he querido con ellos.

Gracias a las palabras de Beatriz la catequista y a lo que nos ha enseñado en los días de catequesis, en estos momentos tan duros y desagradables encontraba consuelo hablando con Dios, desahogándome, en pedirle explicaciones en porqué me ocurría esto. Eran momentos en los que me olvidaba de las cosas malas durante pequeños momentos de paz que ayudan a superar estas situaciones y que gracias a la oración se sobrellevaron mejor, ahora estoy tranquilo y sé que ellos están en alguna parte cuidándome.

No solo he tenido momento malos, sino que he tenido un momento muy feliz este año y es que el 14 de febrero nació mi sobrino Aitor, y no sé cómo algo tan pequeño alegra tanto una casa, una familia, como puede hacer que todo sea tan diferente. Gracias a este año he sabido dar las gracias a Dios por las cosas buenas que me pasan ya que antes no lo hacía y acudía a él en malos momentos o para pedirle, pero ahora se dar las gracias por lo bueno que nos pasa.

Este año me ha servido para ver todo con otros ojos y acercarme a Dios y a la Iglesia, que Dios nos pone pruebas que debemos superar y que podemos, ya que él no nos pondría nada que no pudiésemos superar. Que en los momentos que más lo necesitamos va a estar que no siempre será visible pero aunque parezca que no está, si está y nos ayuda.

CONFIRMACIONES19 (testimonios)


 



Mi nombre es GEMA soy de Madrid y tengo 25 años.

Soy la pequeña de 4 hermanos, mis padres siempre nos han educado en la fe católica, especialmente mi madre, desde bien pequeña me inculcó lo importante que es tener al señor en mi corazón, todas las tardes después de hacer los deberes la ayudábamos a rezar el rosario, los días que no teníamos extraescolares la acompañaba a residencias de mayores para hacerles compañía y rezar el rosario con ellos.

De pequeña me encantaba el momento de irme a la cama pues después de arroparme mi madre se sentaba en mi cama y rezábamos el Jesusito de mi vida y las cuatro esquinitas tiene mi cama.

Por decisión propia con 8 años me apunte al coro de la iglesia, me bautice como hija de María (en mi pueblo cuando eres pequeña en el mes de mayo vas a rezar y a cantar a la virgen por el mes de las flores, pasado el mes hacen una misa donde te bautizan como hija de María y te dan una medalla, y a partir de ese momento eres quien guía el rosario en la parroquia), cuando hice la comunión me apunte a las clases de postcomunión y lo alternaba con los ensayos del coro, y cuando tuve la edad oportuna me apunte a catequesis para confirmarme que después de varios meses tuve que dejar a medias y siempre ha sido algo de lo que me he arrepentido hasta el día de hoy.

Abandoné por completo la religión en aquel momento por motivos familiares en los que no entendía muchas cosas e incluso me rebelé, todos estos años mi madre ha intentado ayudarme a ver de distinta forma la vida.

Me caso en Julio de este año y también dudé si casarme por lo civil o por la iglesia, y decidí volver a la iglesia donde tantas horas pase y donde tengo que reconocer pase momentos muy felices, mi párroco al verme se llevó una gran alegría y después de hablar con él, decidimos que fuese por la iglesia, hicimos los cursos prematrimoniales y volví a sentirme llena y feliz, fue entonces cuando decidí que me tenía que confirmar.

Llegué a Zaragoza y como actualmente no trabajo supe que era el mejor momento para acabar lo que en aquel tiempo deje atrás y volver a abrir mi corazón a Jesús.

Gracias a…. y por supuesto a mi madre, he vuelto a creer y a comprender todo aquello que me alejaba.

Hoy como persona adulta digo claramente «sí quiero» a Jesús en mi vida y quiero seguir avanzando en la fe cristiana


ME LLAMO JESÚS CHIQUITO.

Soy de Ecuador y hace varios meses empecé a prepararme para el sacramento de la CONFIRMACIÓN en la PARROQUIA CORAZÓN DE MARÍA.

Junto con mi pareja decidimos dar este paso tan importante ya que es uno de los caminos que nos acercará más a DIOS. Al principio pensaba que lo que me motivaba hacer este sacramento era por conseguir el certificado de haber cursado la CONFIRMACIóN que es uno de los documentos que piden en mi país para poder conseguir el sacramento del MATRIMONIO.

Pero a lo largo de estos meses que he estado asistiendo a la catequesis junto a varios compañeros de varias nacionalidades me di cuenta que a lo largo de toda mi vida estuve muy alejado de la fe cristiana, muchas veces acudia a la iglesia para recibir la eucaristía y sentía que algo faltaba en mí y era el acercamiento que hoy siento hacia la comunidad cristiana, animado por el que nos dio la oportunidad de prepararnos para la CONFIRMACIóN siendo él quien nos enseñó diferentes maneras de conocer a DIOS.

Hoy doy gracias a DIOS por haberme recibido con todo su amor y hacerme partícipe en las Eucaristías, gracias a la parroquia, a mis compañeros con los cuales compartí muchas experiencias a lo largo de este curso.

Soy feliz porque he conseguido celebrar un sacramento muy importante que lo recordaré siempre.

Me confirmo el dia 5 de mayo y con orgullo puedo decir que a pesar de tener 42 años conseguí hacer mi CONFIRMACION ya que llegué a comprender que nunca es tarde para conseguir lo que deseas, y espero que esto no termine aquí me gustaría seguir compartiendo mi fe con futuros catecúmenos un dia no muy lejano.

GRACIAS, DIOS, POR TU GRACIA Y POR DEJARME ENTRAR EN TU GLORIA.


ME LLAMO AMARILIS ZAMBRANO y con mucho amor y fe me preparo para recibir la CONFIRMACIÓN con mi pareja y un excelente grupo de personas de muchas nacionalidades.

Todo empezó hace 7 meses. La verdad es que yo estaba alejada de la Iglesia y al saber que aún siendo mayor se podía recibir este sacramento empece mi camino de acercarme más a DIOS.

Le pregunté al PADRE de la PARROQUIA CORAZóN DE MARÍA que si la podia hacer la preparación y me dijo que sí, entonces desde ese dia estoy lista para todas las reuniones y no quiero que llegue a su fin.

Sin más quería dar las gracias de todo corazón al que nos dio el mejor mensaje de JESUS y nos enseñó a conocer el REiNO DE DIOS.


Mi testimonio trata de muchos años atrás, desde el momento que aparté mi vida de Dios.

Uno, cuando es pequeño, cree mucho en él, porque te hablan de lo maravilloso que es. Pero, a medida que vas creciendo, te vas alejando cada día más de Él y te gustan más las cosas de la tierra.

Yo siempre creí que la felicidad era tener las mejores cosas y disfrutar de las personas que me querían y me consentían.

Estas personas las fui perdiendo una a una y ese dolor que sentía me lo fui tragando y lo guardo cada vez más y más.

No sé cómo explicar el gran dolor que guardo en mi alma cuando mi abuela murió y nos dejó.

En esos momentos tú preguntas a Dios por qué te quita a las personas que más quieres. Muchas veces nos alejamos de Él porque creemos que es injusto, pero la verdad es que ellos están en un lugar mejor.

Yo sé que esas personas cuidaron, cuidan y cuidarán siempre de mí. Yo siento cómo ellos son mis ángeles protectores.

Los consejos que en su día me dieron hacen que sean referentes en mi vida y gracias a ellos ha crecido mi confianza en Dios.

Por fin he regresado al camino y trato de hacer las cosas lo mejor que puedo.

Me confirmo porque he entendido que Dios es importante en mi vida y en la vida de mi familia… Juntos trataremos de sentir de cerca a Jesús que camina a nuestro lado cada día.


Todo comenzó un día en el que mi novio me dijo: He pensado que ya es hora de formalizar nuestro amor. He hablado con el sacerdote para que hagamos la confirmación.

Estás seguro, le dije, y él me contestó que sí.

Así comenzamos a dar los pasos necesarios para preparar nuestra confirmación; con dudas, al principio, por mi miedo e inseguridad.

A medida que ha pasado el tiempo me fue gustando, aunque he tenido muchos sentimientos encontrados. Pero sé que ha sido la mejor decisión. Saber que, a pesar de todo, (yo soy un poco difícil en mi forma de pensar) podemos tener la fe y la certeza de que Dios siempre estará en nuestras vidas.

Cuando tomamos la decisión de que nuestro hijo se preparara para la Primera Comunión, me acuerdo que les dije que conmigo no contaran para eso.

Pero ahora, que ha pasado el tiempo, me hace una gran ilusión compartir con nuestro hijo esta nueva etapa en su vida, y también me hace mucha ilusión hacer la confirmación con mi novio para fortalecernos más en la fe en Dios y tener la oportunidad de conocer en el grupo personas maravillosas que nos han ayudado con sus consejos y dándonos ánimos.

Nos sentimos felices y contentos de dar este nuevo paso y pedirle a Dios que nos siga guiando para seguir adelante, a pesar de las dificultades.


Quiero dar gracias a Dios primeramente.
Me siento feliz por haber podido celebrar uno de los sacramentos que el Señor ha mandado en su palabra.

En mi caso esta linda aventura comenzó al revés, porque quien me enseñó y me ayudó a tomar la mejor decisión de prepararme para la confirmación fue mi hija. Ella llevaba un tiempo en catequesis preparándose para su comunión y compartió conmigo su alegría y enseñanzas recibidas en catequesis. Eso me motivó a mí a buscar al Selor.

Ahora que ya estamos terminando estoy con sentimientos encontrados. Feliz porque estoy haciendo lo que el Señor me ha mandado en su palabra y triste por dejar a gente maravillosa con la que me he encontrado y compartido momentos inolvidables.

Esperamos seguir, como dicen: esto solo es el comienzo del camino del Señor.

Agradecer a los catequistas por su ayuda y dedicación, por sus enseñanzas y por mostrarnos qué grande es el amor de Dios y su palabra, por quitarnos dudas que podíamos tener en nuestra vida.

Invito a todas aquellas personas que no han recibido los sacramentos a que se animen. No importa la edad, lo importeante es buscar a Dios, que para el Señor todos somos iguales y Él no deja a sus hijos. Siempre estará con nosotros.

Laura Maricela


Hola, mi nombre es Fabiola. Estoy muy alegre porque recibiré la fuerza del Espíritu Santo en el sacramento de la Confirmación.

Todo comenzó por un familiar que primero animó a mi hijo para que se preparase para Primera Comunión y luego me invitó a mí a participar en un grupo de Iniciación Cristiana de Adultos de la Parroquia en el que se estaba preparando para recibir la Confirmación.

Estoy muy agradecida con ella porque si no me hubiera animado creo que nunca lo hubiera hecho. El conocer más a Dios es algo maravilloso.

Cada sábado nos reunimos un grupo de adultos, con ellos he aprendido a ser mejor persona, a tener en cuenta a los otros y estar dispuesto a ayudarlos, a saber que si tienes un problema Dios está ahí, tener esos momentos de oración en grupo.

Espero que después de la Celebración de la Confirmación esto continúe, me gustaría seguir conociendo más de Dios.

Le doy gracias a mi catequista por habernos enseñado mucho y por guiarnos en el camino de la fe, y espero que no se canse de enseñar a más personas para que puedan recibir el sacramento.

También, gracias a los compañeros del grupo, espero que sigamos haciendo actividades y que esto no se termine aquí.

Les deseo lo mejor y que Dios les bendiga.

Fabiola


Siguiendo las indicaciones de la vida, vinimos directos a donde el destino parecía que nos llamaba desde hace tiempo. Todas las señales indicaban que estábamos en el sitio correcto y en el momento adecuado, sintiéndonos guiados por quien siempre ha guiado. Durante meses hemos venido los sábados a la parroquia donde nos vamos a casar y donde comienza en firme, y con buenos cimientos, el camino de nuestra familia y nuestro hogar, que con trabajo y cariño queremos construir. Venimos aprendiendo mucho y éste es sólo un comienzo, pero ya tenemos razones más que suficientes para decir:Gracias, a todos los que lo han hecho posible, Ahora y Siempre.

Sebas y Clara


Me llamo Perla Fátima Vásquez Vásquez. Soy de Bolivia. Este 5 de mayo gozaré de la presencia del Espíritu Santo en el sacramento de la Confirmación.

Desde que yo recuerdo, siempre he sabido de DIOS gracias a mi abuela Teonila que fue la que me enseñó a ir por el camino de Jesús. De pequeña iba todos los domingos a misa y siempre me gustaba leer las lecturas del evangelio.

Cuando tenía 14 años me leí todo el Antiguo Testamento y al ir leyendo cada libro me interesaba más y más saber de los que servían a Dios. Cuando tenía 17 años fui presidenta del grupo de jóvenes de la iglesia de mi pueblo. A los 18 fui a la capital a un encuentro juvenil de católicos, fue una experiencia inolvidable compartir conocimientos de Dios con los demás jóvenes. Con 19 años volví a ser presidenta de los jóvenes de mi iglesia, hasta que después me vine a España; ya no tenía una biblia en mano pero seguía rezando a Dios en las noches.

No conocía iglesias ni parroquias porque estaba recién llegada. A los 7 meses de mi estancia en España mi vida se derrumbó cuando Dios se llevó a una de las personas más importantes de mi vida y fue cuando renegué de ÉL. No entendía por qué se la había llevado. Estuve meses enojada con Dios y en las noches, en llantos, le preguntaba, ¿qué he hecho mal para que me hayas dado este golpe tan fuerte? Le decía que no seguiría más su camino. Y así fue como me alejé de Dios.

Hasta que después de un año de estar alejada, mi hermana la pequeña de 9 años tenía que recibir su Comunión y fue cuando mi madre me mandó a buscar una parroquia cercana a casa para inscribir a mi hermana en los grupos de catequesis.

Conocí a un sacerdote y nos dijo que necesitaba catequistas, pero yo por mis estudios no podía. Fue mi hermana Carla la que se ofreció para ser catequista y de ver cómo ella dedicaba su tiempo de catequista, lo feliz que la veía cada día, y que iba conociendo más a Jesús, algo que a ella antes no se interesaba tanto en la vida, me dije a mí misma: yo también quiero volver a intentarlo.

Desde entonces sentí que Jesús estaba en el fondo de mi corazón, pero que yo misma no lo quería aceptar y que era yo la que no quería decirle que nunca mi fe se desvaneció. Fue entonces cuando volví a amar más y más a JESÚS y le pedí perdón por haber renegado de ÉL.

La verdad es que, a pesar de todo, yo nunca dudé de su poder y sé que cuando yo lo necesito siempre está a mi lado y me guía por el buen camino para así llegar a su Padre, porque siento que él me ama y que nunca volvería a enfadarme con ÉL.

Así mi FE fue creciendo y creciendo como antes lo hacía.

Mis hermanas se confirmaron, yo quiero confirmarme este año también.
La asistencia, los sábados, a las reuniones para compartir conocimientos de Jesús con mis compañeros han sido momentos agradables.

Gracias de todo corazón a todos por estos 5 meses que hemos pasado juntos. Espero que esto no se acabe aquí, que seguiremos estando juntos en más actividades, les deseo lo mejor.

Y que Dios siempre nos acompañe.

Perla Fátima.

SACRAMENTOS DE INICIACIÓN CRISTIANA 18

 

El domingo de Pentecostés, 20 de mayo, a las 18.00 h., se celebrará en la Parroquia del Sagrado Corazón la recepción de los sacramentos de iniciación cristiana de 21 adultos de nuestra diócesis.

Ainhoa, Ana, María Teresa, Carla, Poliana, Darío y Luis se han estado preparando en nuestra parroquia a lo largo de este curso.

Nos unimos a su alegría y rezamos por ellos.


ALGUNOS TESTIMONIOS

 


¿Qué ha supuesto para mí este curso?

En el grupo nos acogimos todos y todas muy bien y enseguida la tarde de los miércoles se convirtió en un espacio de aprendizaje y tranquilidad, donde he aprendido a extrapolar metáforas de la Biblia a la vida cotidiana, como es el caso de “La semilla de mostaza”.

He apreciado valores que, en ocasiones, se olvidan, como pueden ser ceder, ayudar a quien tenemos al lado, incluso al que está al otro lado del planeta, con gestos y actos muy sencillos que parten de la humildad y respeto por uno mismo y por los demás.

Concienciarse de aspectos que parecen muy simples como tener en mente que todos los trabajos tienen la misma validez, aceptación y todos ellos son necesarios, sin enaltecer unos sobre otros.

En mi caso, para mi función como maestra y educadora, este curso me ha permitido aprender a “educar en valores” desde una posición mucho más cercana, desde la práctica e interiorización de ellos y a su vez a educarme y sumergirme en los mismos.

En cuanto a los tres sacramentos, suponen para mí un camino, una manera de sentir, pensar y formar parte de la comunidad cristiana desde el interior, perteneciendo a lo comúnmente conocido como Iglesia.

Ana.


Lo primero de todo quiero dar gracias a Dios, por la maravillosa experiencia de los últimos meses, todo empezó con una visita a la parroquia de mi barrio, sentí que era la hora de confirmar mi amor por Dios y mi Fe.

Algo me empujaba a ir lo más rápido que pudiese y no perder mas tiempo, sentí que Dios me había estado esperando para continuar mi camino con el a mi lado, así que un día por la tarde, salí de casa corriendo, quedaba poco para que el despacho parroquial cerrase, y no sabía cuando tendría una tarde libre para volver a ir, pregunté cuando y como tenía que hacer para confirmarme.

Un tiempo después tuve la primera reunión con los que serían mis compañeros y compañeras, una felicidad inmensa me inundó, sabía que había hecho lo correcto y que en ese grupo tenía una segunda casa.

En todo este tiempo he aprendido muchas cosas sobre lo que significa pertenecer a la comunidad cristiana, cosas que creía que sabia pero que en verdad no había ni siquiera vislumbrado la mitad.

Estoy segura de que todavía me queda mucho por aprender, por eso doy gracias a Beatriz, mi catequista, que ha rejuvenecido la semilla del querer ser mejor y vivir la vida según la vivió Jesús.

Sentir que formas parte de algo tan grande es algo muy especial , un grupo que te aporta muchas cosas buenas, como la comunidad cristiana, es algo que se debe cuidar cada día.

Los valores que poseo desde niña gracias a la Iglesia me han hecho ser quien soy hoy en día, por todo ello no podría ser mas feliz que dando el paso de confirmar todo aquello en lo que creo y en lo que baso mi vida.

Ainhoa


Hoy quiero despedirme de vosotros de una forma especial, quiero agradecerles no solo el empeño y sus ilusiones por transmitirme el mensaje cristiano, sino también la paciencia que han tenido con mi persona desde el primer día, la confianza que me han dado y el tiempo que me han dedicado.

 

 


Parece mentira que ya haya pasado el tiempo tan rápido desde aquella primera catequesis, la recordaré con mucho cariño y ahora me doy cuenta de todo lo que hemos crecido espiritualmente en este tiempo. Era una experiencia nueva para mí y los nervios eran los protagonistas, pero hoy hemos sustituido esos nervios por sonrisas.

Sabemos que en Jesús podemos encontrar un amigo y en Dios un Padre, que nos recibirá siempre con los brazos abiertos y con todo su amor, alegría y regocijo como en la parábola del hijo pródigo.

Lc 15, 24 “porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado. Y comenzaron la fiesta”

Huber


TESTIMONIO DE CARLA AGUIRRE

Hola…

Primeramente quiero agradecer al grupo de confirmación por acogerme, es un grupo muy bonito, integrado por personas buenas y con corazones enormes, a Beatriz por enseñarnos a conocer más a Jesús, a la iglesia, la religión y muchas cosas más.

Ahora os cuento mi pase por el sacramento de la confirmación. Como sabéis las personas que me conocéis y las que no, soy catequista en la parroquia Corazón de María, nunca pensé llegar a serlo, es algo que me llena de orgullo y estoy muy contenta por ello.


El domingo 20 de mayo recibimos el sacramento de la confirmación. Va a ser un día muy importante en nuestra vida cristiana donde nos comprometemos a seguir a DIOS, a pesar de nuestros errores.

También es el comienzo de una vida cristiana donde nos preparamos para convertirnos en soldados de Cristo y para estar dispuestos a luchar de palabra y obra por nuestra FE.

Ha sido muy difícil llevar la vida rutinaria y en ella dedicarle más tiempo de lo normal al Señor, pero ha merecido la pena.

Por mi parte estoy muy contenta de confirmarme y con ganas de mostrar los dones del Espíritu Santo y de comenzar a seguir de verdad a JESÚS.

ME DESPIDO CON ESTA FRASE

Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá. Mateo 7,7-8.


Mi nombre es Luis y soy agricultor en un pueblo cercano a Zaragoza.

Durante este curso he participado en la formación para confirmarme, en la Parroquia Corazón de María.

Fui bautizado de pequeño e hice la primera comunión. Cuando se confirmaron mis amigos no estaba seguro de querer hacerla, por lo que no la hice.

Pasados los años me he dado cuenta que confirmar la fe que me inculcaron mis padres era necesario en mi vida, así como volver al camino de los valores cristianos.

Este tiempo de catequesis con mis compañeros y con Beatriz, me ha servido para refrescar la Palabra de Dios que había escuchado en mi infancia y he aprendido que debo ayudar a los demás como buen cristiano.

Me ha encantado el grupo que hemos formado y echaré de menos los miércoles por la tarde, espero que nuestros caminos en la vida no se separen del todo.

Y por último, mi agradecimiento a todos los que me han ayudado en esta formación.

Luis.

 

 

 

CATECUMENADO DE ADULTOS/17 Testimonios

 

Somos un grupo de 9 personas, de distintas parroquias, edades y nacionalidades, que cada miércoles a las ocho y cuarto de la tarde, nos reunimos en la parroquia Corazón de María.

Tres de nosotros nos preparamos para recibir el bautismo, la confirmación y la eucaristía.

Los demás, deseamos celebrar al final de este proceso nuestra confirmación.

En la catequesis semanal trabajamos con el libro Cristianos y con la Biblia.

También en determinados momentos: rito de entrada, escrutinios, retiro… nos encontramos con los otros grupos existentes en la diócesis.


Sacramentos de iniciación cristiana 2017

El próximo sábado, 20 de mayo, a las ocho de la tarde en la parroquia San Miguel de los Navarros, un grupo de 31 jóvenes adultos van a celebrar los sacramentos (8 bautizos, 10 primeras comuniones y 31 confirmaciones).

El grupo formado por: Julián, Teresa, Alejandro, Ana María, Héctor, Marta y Cristina, se han preparado desde octubre a mayo, en nuestra parroquia Corazón de María.

Acompañados por su catequista Beatriz, cada miércoles han ido recorriendo los principales temas de nuestra fe cristiana.


Mi Reflexión en el curso de Confirmación. 2016 – 2017

Hace tres años, nuestro Párroco, ….., nos pidió la partida de nuestro Bautismo, pues era el año de la fe. Era más importante celebrar esa fecha que la del cumpleaños. Cuando la tuve, vi que no estaba Confirmado; empecé a buscar dónde sería posible hacerlo; lo encontré y desde octubre del año 2016 estoy en este bello grupo, bajo la dirección de la simpática catequista Beatriz ; nos hemos reunido todos los miércoles a las 20:15 horas.

 

 

En todos los sitios que nos reunimos los cristianos está nuestro Señor Jesucristo; en él todo es amor, caridad, misericordia, templanza y no terminaría de nombrar cualidades de nuestro Señor, que nosotros debemos imitar; en mí me llena el Espíritu Santo que Dios me da y todas las palabras del Evangelio las medito y corrijo las imperfecciones que en mí existen; diariamente lo hago; este gran curso nos llena a todos del grupo de grandes esperanzas; nuestro espíritu ha cambiado bastante nuestro actuar como cristianos.

Queridos hermanos

El Sacramento de la Confirmación nos une más firmemente a Cristo aumenta en nosotros los dones del Espíritu Santo, hace más perfecto nuestro vínculo con la Iglesia.

INTELIGENCIA para comprender la palabra de Dios y profundizar sus verdades.

CONSEJO para saber tomar decisiones, actuar con prudencia y ver con más claridad lo que le agrada a Dios.

FORTALEZA para sobrellevar las contrariedades de la vida, para permanecer coherentes con los principios morales que Jesús nos enseñó, para soportar las ofensas, incomprensiones y hostilidades en el camino de la verdad y la honradez.

CIENCIA para contemplar y cuidar cada día la obra maravillosa de la Creación que nuestro Padre celestial nos ha regalado.

PIEDAD para tener un corazón abierto a la ternura para con Dios y mis hermanos en Cristo.

TEMOR DE DIOS
para ser consciente de mis culpas, de tu misericordia divina frente a mis debilidades, para que sienta temor de no ofenderte con el pecado y permanezca en la fe, obediencia y el amor que tú nos enseñaste al enviar a tu HIJO AMADO para la salvación de nuestras almas.

Al Sacerdote D. …. y a la catequista Beatriz, que nos dirigen las clases, darles nuestro agradecimiento por la paciencia y caridad que nos demuestran en estos bellos encuentros y por todas las enseñanzas que nos han dado.

A mis compañeros de curso, agradecerles el compañerismo que me han demostrado.

Julián


Mi nombre es Alejandro, tengo 30 años y el sábado voy a recibir el sacramento de la confirmación.

¿Por qué me confirmo? Porque creo en Dios y en la Iglesia Católica, que es la única y verdadera Iglesia de Jesucristo.

¿Por qué creo en Dios? Por la fe que me ha sido transmitida en la familia desde el bautismo.

Yo no soy un converso, siempre he sido católico. La virtud de la fe requiere constantemente de alimento y actualización, deberes que abandoné, del mismo modo que libre y en conciencia he vuelto a retomar.

Cuesta muy poco desatender la fe, más aún en estos tiempos donde todo está impregnado de modernidad.

Al entrar en contacto con la tradición, vivida en el acercamiento a mis abuelos, y el estudio de las Revoluciones, me han guiado hacia el camino correcto que quiero reanudar.

Este último año ha sido frenético en cuanto a lecturas, vivencias, estudios y descubrimientos relacionados con la fe. Sé que, como dicen los Evangelios, el camino es estrecho y angosta es la puerta, pero solo es necesaria voluntad y gracia.

El curso de catequesis que he recibido junto a mis compañeros gracias a Beatriz me ha ayudado al fortalecimiento de mi fe, tanto doctrinal como espiritualmente, así como a reforzar el sentimiento de comunidad al conocer a este maravilloso grupo de personas a las que estaré siempre agradecido de haber compartido este camino que no acaba aquí.

Espero saber superar todas mis dudas, contratiempos y vergüenzas con la ayuda de Dios.     Alejandro


Me llamo Marta y tengo 23 años, soy la séptima hija de una extensa familia en la que todos los miembros (mis hermanos) han sido bautizados, a excepción de mi hermana melliza (con la que recibo los tres sacramentos) y yo.

Este es uno de los aspectos que siempre me ha penado mucho y a pesar de nuestra insistencia (la mía y la de mi hermana) por recibir los sacramentos, a mis padres les ha costado dar el paso.

Recuerdo, a modo de anécdota, cómo, cuando hablábamos con los amigos del colegio y salía este tema, yo les decía a todos que sí había sido bautizada y que consecuentemente iba a recibir mi primera comunión, pues ese era mi mayor deseo.

Paradójicamente, mi madre es la figura principal y más importante, a través de la cual yo he sentido la presencia de Dios, con sus cantos, sus oraciones y sus relatos sobre la vida de Jesús que tan a menudo venía profesando y los cuales tengo muy bien guardados en la memoria.

Con la llegada de mi mayoría de edad, han ido pasando los años y con ellos el tiempo de estar cerca de Dios, hasta que llegó el momento en el que sentía la necesidad de hacer una alianza mucho más fuerte con Él.

El punto de inflexión llegó cuando realicé los cursos de Adeca de la Universidad de Zaragoza, los llevé a cabo por iniciativa personal porque quería formarme en la dimensión religiosa y dar sentido personal a la Palabra de Dios. Es a raíz de estos cursos que me encuentro hoy aquí.

Todo comenzó en el mes de octubre cuando tras varias reuniones para poder recibir los tres sacramentos, llegamos a nuestra parroquia Corazón de María y conocimos a Beatriz (excelente catequista y persona) y a todos los que desde ese momento se convertirían en nuestros compañeros de fe.

Y digo “nuestros” porque tengo la gran suerte de recibir los tres sacramentos con mi hermana melliza, lo cual hace aún más especial si cabe este proceso de catecumenado.

Cada miércoles a las 20:15 nos hemos reunido y en este camino de conversión y compromiso, hemos alimentado nuestros espíritus con la presencia de nuestro Señor.

Tras este proceso de catecumenado, me cuesta creer que ésta sea nuestra última sesión, pues creo que, cuando las cosas se hacen con amor, se pierde la noción del tiempo.       Marta


Me siento muy agradecida al Señor por el regalo que voy a recibir el próximo sábado. Él mismo me va a entregar la plenitud de su Espíritu y con él una misión: dar testimonio de su presencia viva y real entre nosotros. Jesús vive y está entre nosotros siempre y de una manera especial a través de sus sacramentos.

Él nos dijo “yo estaré con vosotros hasta el fin del mundo” y cada vez que paso por una Iglesia aunque esté cerrada -tristemente hoy lo están muchas y muy a menudo- pienso que ahí está El en paciente espera a que vayamos a su casa, como el Padre del hijo pródigo…. y ¿a quién espera? a mí, a ti, a todos.

“Las presencias” de Jesús entre nosotros son tantas que no hay lugar donde no esté Él… en cada ser humano necesitado ahí nos espera; allí donde nos reunimos en su nombre se encuentra… todo el mundo es Su Casa.

El próximo sábado será un día grande. Saber que le hemos dicho sí para que ocupe un puesto de honor en nuestro corazón es motivo de gran alegría. Él nos eligió primero, es cierto, pero somos nosotros quienes libremente hemos “elegido elegirle”. Somos afortunados por ello.

Estoy deseando decirle un SÍ de corazón. Un sí ¿a qué? a dejarme hacer por su Voluntad, a dejarme guiar por su Espíritu, a ser dócil y a la vez perseverante, poniendo mi voluntad en hacer la suya… sabiéndome débil, pero llena de confianza en Dios, que todo lo puede.

En este catecumenado de adultos todos hemos ido de la mano.

Ha sido una experiencia muy bonita porque durante este tiempo he visto cómo Dios va trazando su plan de salvación en cada uno de nosotros con infinita ternura, respetando nuestros tiempos, nuestras experiencias y nuestra personalidad.

Gracias Dios mío por este tiempo que hemos compartido, tan fructífero para todos nosotros. Que seamos fermento vivo en nuestro mundo de hoy.

Teresa


Mi mas cordial saludo al receptor de esta carta:

El objetivo de estas líneas es compartir mi experiencia en el proceso que me ha llevado hasta mi bautismo, comunión y confirmación.

Mi nombre es Héctor y tengo 27 años, una edad a priori tardía para estos tres sacramentos, y comienzo diciendo esto porque fue lo primero que marcó mi decisión.

Desde que nací me he sentido cristiano como toda la gente bautizada a mi alrededor, pero en parte falto de la iniciación en el cristianismo por lo que oficialmente me sentía fuera de la iglesia.

Al ser cofrade toda mi vida y por lo tanto participar activamente en la comunidad eclesiástica, con el tiempo me he sentido más dentro de ésta y me he acomodado con los años pensando que no necesitaba hacer nada más para ser cristiano que lo que estaba haciendo y sentirme como tal.


Esto fue así hasta hace dos años que dejó de ser suficiente y sentí que necesitaba estos tres sacramentos para yo saber oficialmente que pertenezco a la iglesia católica.

Me costó tomar la decisión porque me parecía raro a mi edad, sobre todo por lo que pudiera pensar la gente a mi alrededor, cosa que ahora me parece absurda pues todo el mundo me ha hecho ver que es lo más normal del mundo y se han ilusionado queriendo compartir este gran día conmigo. De hecho yo, poco a poco, he empezado a valorar más el bautizarme ahora y no de bebé puesto que está siendo algo voluntario, buscado por mí y una experiencia de la que soy consciente y puedo disfrutar cosa que de niño no.

El catecumenado, como tal, también ha sido una gran experiencia, aunque se me ha hecho corta, y he faltado a varias citas, sobre todo acontecimientos importantes que me sabe mal haberme perdido, pero no lo he podido evitar por circunstancias de la vida.

He conocido a grandes personas con las que ha sido un placer compartir este recorrido en nuestros encuentros de los miércoles, las cuales cada una ha aportado algo diferente al grupo haciendo que ese ratito a la semana sea uno de los que no te puedes perder.

Ahora ya a falta de unos días solo me queda esperar con muchas ganas que llegue este gran día y cerrar por fin este circulo abierto en mi vida, compartirlo con mi familia, amigos y compañeros de catecumenado, y gracias a la oportunidad que me da hacerlo a mi edad, recordarlo el resto de mi vida.

Héctor

 

REFLEXIÓN SOBRE EL CATECUMENADO

Mi acercamiento a Dios proviene de antes de comenzar estas sesiones de catequesis, pese a que mis padres no nos bautizaron cuando éramos pequeñas, personalmente mi abuela materna me ha ido inculcando ese interés por la fe en cada oportunidad que se le presentaba, hablando siempre con un amor y admiración sobre Dios que hizo que despertará en mi esa curiosidad por acercarme más a Él.

Fruto de ello hace unos años realicé los cursos que ofrecía la Universidad de Adeca en un intento por conocer más y profundizar en mi fe, la experiencia fue muy satisfactoria y cuando la acabe, fue el momento en el que sentí firmemente la necesidad de dar el paso y recibir los sacramentos que no había recibido hasta el momento, y que deseaba.

Así pues, junto con mi hermana comencé esta experiencia sin saber muy bien cómo iba a transcurrir o que cambios haría en mí, pero con la firme voluntad de adentrarme más en lo que sentía que iba floreciendo dentro de mí, y por lo que me decidí a hace esto.

Aquí he tenido la suerte de conocer a mis compañeros, y a nuestra guía Beatriz, que me han acompañado en este proceso y a los que siempre estaré agradecida.

Durante este trayecto he aprendido que la fe y la creencia, entre otras muchas cosas, es algo personal, comunitario, y sobre todo inesperado, que no entiende de edad ni de culturas, simplemente es algo que llega cuando de verdad se está preparado para ello.

Para mí ha sido un abrir de ojos a una nueva visión de Dios, de su mensaje, de mi relación con Él y sobre todo me ha ayudado a conocerme mejor a mí misma.

Ahora llegada al final de esta experiencia y el comienzo de otra como cristiana, sin duda puedo afirmar con orgullo que ha merecido la pena, y que la voluntad con la que comencé se ha convertido en convicción, sí creo.
Deseo y quiero formar parte de esta fe, que ya forma parte de mí.          Cristina


¡Acción de gracias!

Me llamo Ana María y formo parte del grupo de Catecumenado de Adultos que se reúne en la Parroquia Corazón de María. Aprovechando la oportunidad que se me ha dado, me gustaría contaros cómo vivo la experiencia de mi confirmación.

Toda mi vida he sentido la presencia de Jesús en mi vida, incluso antes del bautismo, considero que en mi nacimiento y en la vida de mis padres Jesús ha estado siempre presente.

Soy feliz por sentir en cada acto de amor que ha formado parte de mi vida la Gracia que Dios nos concede. Sin embargo, no todo lo que nos sucede en la vida son cosas buenas, también pasamos por circunstancias de incertidumbre, momentos de dolor, situaciones en las que a veces no nos encontramos o que parece que se nos cae el mundo encima, y aún en estos momentos, incluso más si cabe, puedo afirmar con seguridad que Su presencia nos acompaña.

Por ello soy feliz de, a mis 25 años, compartir con vosotros este momento en el que acepto con ilusión y fe la misericordia de Dios.

El hecho de que sea ahora significa mucho para mí, por un lado porque soy plenamente consciente de la Gracia de Dios y, por otro lado, porque siento que he superado mis complejos y me acepto tal y como soy, un ser humano, imperfecto, que comete errores, que ha pecado, y por encima de todo que se considera y acepta su condición de hija de Dios.

Me siento afortunada de sentir tanto amor en mi vida, de haber conocido a gente tan maravillosa durante el catecumenado, y de tanta gente que tanto consciente como inconscientemente me han encauzado en el camino.

Pero sobre todo, me siento muy agradecida por recibir SU perdón y sentir con fuerza, fe y esperanza que no estamos solos, que somos valiosos y que juntos como Iglesia podemos participar del Reino de Dios.

Ana María


 

 

 

CATECUMENADO DE ADULTOS/16

Lorena forma parte del grupo de Catecumenado de Adultos que se reúne en la Parroquia Corazón de María. Nos deja su testimonio.

Me llamo Lorena y formo parte del grupo de Catecumenado de Adultos que se reúne en la Parroquia Corazón de María.

Aprovechando la oportunidad que me han dado tanto mi catequista Beatriz como Lola Ros me gustaría contaros qué me ha llevado a este grupo y lo que está suponiendo compartir una tarde a la semana con Beatriz y con mis compañeros, alguno de los cuales se encuentran hoy aquí.

El sacramento que voy a recibir el próximo mes de mayo es la confirmación. La razón de comenzar esta aventura ha sido que este año, si Dios quiere, voy a casarme. Sé que hoy en día dependiendo de la parroquia no es necesario estar confirmado, sin embargo necesitaba hacer las cosas bien, sentía que en cierta forma se lo debía, ya que ha habido dos acontecimientos en mi vida que me han marcado profundamente y en los que he sentido claramente la presencia de Dios: la separación de mis padres cuando tenía 19 años y la muerte de mi abuelo el 25 de julio de 2014.

Durante la adolescencia estuve un poco alejada de la Iglesia. Sin embargo, tras la separación de mis padres mi único consuelo y refugio fue pasar largas horas sentada en la capilla de San Judas Tadeo que hay en el Pilar. Elegí ese lugar casi sin pensar, ya que mi abuela siempre fue muy devota y me enseñó a rezar su oración de pequeña. Allí me quedaba, llorando hasta que me calmaba, y acababa siempre dando gracias porque a pesar de todo, a pesar de ese momento tan duro que estaba viviendo, era afortunada. Nunca pedí nada. Nunca pido nada. Y desde ese 3 de junio de 2003 hasta hoy sólo me pasan cosas buenas, porque hasta las malas, que las hay, son buenas y siento que es porque Dios me acompaña en cada paso que doy.

La separación de mis padres hizo igualmente que no tuviera relación con mis abuelos paternos. Mi obsesión todos estos años era que no se murieran sin poder despedirme de ellos. Cuando estaban en su casa casi no fui a verles, pero cuando entraron en una residencia todo cambió y empecé a visitarles.

 

Mi abuelo no me conocía y a penas de levantaba de la silla pero me daba igual, ya que sólo con estar allí ya me sentía reconfortada. Sin embargo un día cuando me marchaba, al ir a darle un beso me conoció, se levantó de la silla, me dijo que me quería mucho y que no me olvidara de él. En ese momento sentí que se despedía… y al día siguiente falleció. Y quedé en paz.
Y con este importante bagaje y toda la ilusión del mundo empecé allá por el mes de octubre las clases preparatorias en la parroquia. No sabía qué esperar de ellas, e incluso puede que tuviera algún prejuicio, lo reconozco, pero por puro desconocimiento.

Los miércoles por la tarde son la guinda del pastel. Suponen un oasis dentro de un día a día en la que vivimos demasiado rápido. Como siempre nos dice Beatriz antes de leer el evangelio, dejad un lado el estrés y las cosas de fuera y sentid la presencia de Dios padre.

He aprendido infinidad de cosas sobre la vida de Jesús que desconocía, y desde luego ha supuesto un antes y un después en mi relación con él. Espero saber continuar este camino que he vuelto a iniciar dentro de la Iglesia con mi familia y amigos, sabiendo además que siempre contaré con el apoyo de catequistas, párrocos, etc.

 

También he tenido la enorme suerte de formar parte de un grupo de catecumenado extraordinario donde no solamente compartimos nuestra fe sino también una parte de nuestras vidas, siendo recurrentes las preguntas a Alberto por su oposición, a Pilar y Baldesca por sus hijos, las historias de los risueños Mario y Sanlly, las recomendaciones de libros de Larbi y las primeras tímidas preguntas al “nuevo”, Paulo. Y claro también las visitas que de vez en cuando nos hace Juan.

No puedo terminar sin darte las gracias Beatriz por tu alegría, tu bondad y tu paciencia para con nosotros.

CONFIRMACIONES 15

El próximo domingo, día 8 de Noviembre, en la Eucaristía de las 12, ocho jóvenes de la parroquia recibirán el sacramento de la Confirmación. Quienes frecuentáis la misa de 12.00 los conocéis muy bien pues suelen participar activamente en momentos significativos de la Eucaristía.

Oremos para que la presencia del Espíritu en su vida les ayude a confesar y testimoniar su fe cristiana.

Aquí tienes sus nombres:

SARA LA GUARDIA
RONALD COLOBÓN
EKTA ALIZIA MATEO
FREDDY LEGUIZANO
STEVEN ANDOSILLA
KEVIN ARIEL
BLANCA DE LA CRUZ
ANDRA RAMÍZEZ

CATEQUISTAS: PALOMA, MELCHOR Y MARÍA.

SABÍAIS A LO QUE VENÍAIS

…….os he visto con deseos de encontraros con Jesús, abiertos, receptivos. Tomando una decisión libre, personal, madura y descubriendo a Dios como Alguien importante en vuestras vidas. Sabíais a lo que veníais.

Angelines, Asunción, Merche, Mara, Giovana, Jessica y Michael:

Durante este curso 2014/2015, en nuestros encuentros de los miércoles, os he visto con deseos de encontraros con Jesús, abiertos, receptivos. Tomando una decisión libre, personal, madura y descubriendo a Dios como Alguien importante en vuestras vidas. Sabíais a lo que veníais.

Este proceso no hubiera sido posible realizarlo “on line”, a distancia, sobre todo porque un cristiano solo no es cristiano. Somos Iglesia.

A lo largo de los meses se ha formado un grupo de vida y de fe. Se ha creado un clima de confianza entre nosotros y con sencillez hemos hablado de nuestras experiencias cotidianas, dejándonos iluminar por la Palabra y enriqueciéndonos unos a otros. He disfrutado, acompañándoos, ayudándoos a dar a la luz a ese Dios que habita en nosotros, que vive en nuestro interior.
Dentro de mí hay un pozo muy profundo. Y ahí dentro está Dios.

A veces me es accesible. Pero a menudo hay piedras y escombros taponando ese pozo y entonces Dios está enterrado. Hay que desenterrarlo de nuevo. (Etty Hyllesum)

Como catequista os he querido mostrar la riqueza de la Palabra de Dios, y transmitiros el gusto por ella. Una Palabra, siempre viva, eficaz, llena de actualidad, sin fecha de caducidad…Una Palabra que compromete a quien la escucha. Jesucristo, Palabra de Dios.

Con vosotros mi fe se renueva. ¡Es verdad!… La fe crece y se fortalece, dándola.

Cada sesión la he preparado con cariño y he podido comprobar una vez más que el que enseña aprende a su vez, pero también que la catequesis la hemos hecho entre todos, gracias a vuestra participación y a vuestras reflexiones en voz alta. Juntos hemos ido recorriendo los temas del itinerario de iniciación cristiana: Dios y el hombre se encuentran, Dios en la historia de la humanidad, la propuesta de Jesús, el Espíritu de Dios, la Iglesia, los Sacramentos, la Oración y la Misión…y hemos participado en algunas celebraciones: Rito de Entrada en La Seo, Miércoles de Ceniza en el Carmen, los escrutinios en la parroquia de la Magdalena…

Siento que cuando habéis faltado os habéis perdido algunos temas.

Termino mi reflexión con unas palabras de Benedicto XVI:
«La puerta de la fe» (cf. Hch 14, 27), que introduce en la vida de comunión con Dios y permite la entrada en su Iglesia, está siempre abierta para nosotros. Se cruza ese umbral cuando la Palabra de Dios se anuncia y el corazón se deja plasmar por la gracia que transforma. Atravesar esa puerta supone emprender un camino que dura toda la vida. Éste empieza con el bautismo (cf. Rm 6, 4), con el que podemos llamar a Dios con el nombre de Padre, y se concluye con el paso de la muerte a la vida eterna, fruto de la resurrección del Señor Jesús que, con el don del Espíritu Santo, ha querido unir en su misma gloria a cuantos creen en él (cf. Jn 17, 22).

La Iglesia te necesita. Después de este proceso de Iniciación Cristiana: ¿A qué me apunto?, ¿Cómo voy a seguir alimentando mi vida cristiana? ¿A qué me comprometo?…

Mi cariño y mi oración para cada uno de vosotros: Beatriz

¡SÍ ME BAUTIZO, SÍ ME CONFIRMO!

Aquí en nuestra parroquia, el próximo 6 de junio de 2015, sábado, a las 20:00 h.

La Celebración de los Sacramentos tendrá lugar el sábado, día 6 de junio de 2015, a las 20,00 h. en nuestra parroquia.


Participan también los grupos de las parroquias:

Nuestra Señora del Portillo, San Pablo, Sagrado Corazón, San Andrés y Nuestra Sra. del Pilar. Un total de 28 personas, de las que 4 recibirán el Bautismo.


 

TESTIMONIO DE GIOVANA

Hacer esta preparación me ha llevado a replantear muchas cosas sobre mi fe y me incentiva a que de aquí en adelante la siga cultivando, creciendo y practicando.

He venido a prepararme para recibir el sacramento de la confirmación, inicialmente porque desde mi plena ignorancia, si así lo puedo definir, era un requisito más para casarme por la iglesia.

Pero esa idea ha cambiado del todo, incluso disfruté de la cada clase a las cuales asistí y con el grupo de compañeros que tuve y soy muy sincera.

Termino esta fase con convicciones tan claras y más profundas que no conocía del cristianismo, la importancia de la oración, la enseñanza que dejó Jesús al mundo y cómo influye en nuestra vida, temas como la explicación de cada sacramento recibido y su significado entre otros temas.

Dios quien está presente en todos lados se manifiesta brindando conocimientos y guía a nuestros catequistas para que enseñen su Palabra y ésta sea tan clara que sea capaz de crear bases espirituales tan fuertes que te convenzan de que DIOS nunca te abandona, te escucha y sobre todo te ama por encima de muchas cosas.

Estoy más que convencida en continuar con mi enriquecimiento espiritual, en cultivar esa semillita de fe en mí y en mi familia porque ahora sé en lo que creo, no hay límite de edad ni fecha de vencimiento para retomar mis creencias y saber lo que DIOS tiene preparado para mí.

Giovana González García


Catecumenado de adultos, 6 de Junio de 2015

MI TESTIMONIO

Me llamo Tamara y quiero explicaros por qué y cómo he llegado hoy hasta aquí.

Toda mi vida, desde mi infancia, he crecido con la presencia de la vida de Jesús como referencia y con ese sentimiento de tener a Dios cerca de mí en todo lo que ha acontecido en mi día a día. Esto fue, no sólo por haberme criado en el entorno de una familia cristiana y practicante, sino también por mi experiencia personal, en la que, en contra de todo control que haya querido tener en muchas de las decisiones y episodios de mi vida, he visto a Dios como mi guía, mi ayuda y mi soporte en el que se apoya mi sentido completo de vivir.

Cuando nací, no fui bautizada con la intención de que tomara mi propia decisión cuando supiera qué implica realmente ser cristiana; así mismo, no recibí el sacramento de la Eucaristía y, en consecuencia, tampoco el de la Confirmación.

Pero ese momento llegó, como no podía ser de otra forma, cuando Dios me llamó a su encuentro. Cuando Él decidió alimentar mi fe y despertar en mí, la necesidad de empezar una nueva vida como cristiana.

En realidad, personalmente, nunca me he sentido lejos de Dios, pero es cierto que con los años, mi amor hacia Él se ha hecho más grande cada día.

Como experiencia personal, hay algo que me gustaría contaros.

Creo que en cada caso, existe un puente que Dios nos ofrece para llegar a su encuentro, una vía, un aviso que nos despierta la fe para hacernos sentir que Dios nos quiere y nos quiere cerca.

Así, al menos fue en mi caso, un domingo de Agosto de 2003. El último domingo que vivió mi tío entre nosotros y la última vez que lo vi. Sacerdote, Agustino Recoleto, de 32 años, nos dejó de manera inesperada y murió.

Me despedí de él como siempre y sin embargo, fue una despedida diferente. Sus últimas palabras fueron: “se buena, sobre todo, se buena”. Aquellas palabras me hicieron reflexionar: ¿a qué se refería? Y lo que es más complicado, ¿Cómo ser buena de verdad?, ¿Dónde “pone” como ser buena?, ¿Quién me diría como hacer el bien?

Nunca pude preguntárselo, pero encontré la respuesta:
En la palabra de Dios.

Este punto de inflexión, dio un giro completo a mi vida. A partir de entonces, me acerqué incluso más a Dios, para seguir el camino que Él me ofrece y alimentar la fe que llena mi vida de alegría y de paz. Poco a poco, sentía una necesidad más grande de ser miembro de la Comunidad Cristiana. Sin embargo, pasaba el tiempo y no encontraba la forma o el momento de hacerlo. Tampoco quería forzarlo. Vivía mi fe con Él, estaba tranquila y sabía que Él me llevaría a su encuentro. Sabía que eso ocurriría y que en algún momento, me lo haría saber.

Y así fue, encontré la puerta de acceso al camino sin buscarla:
Cursé las prácticas de mi carrera como maestra en un colegio religioso y allí empezó todo. Pregunté, me informaron y hasta aquí, en El Corazón de María, donde empecé mi camino.

Recuerdo el comienzo y las ganas eran máximas.
Cada reunión ha sido un granito que ha aportado cada vez más sentido al proceso de conversión que estoy viviendo y que me ha ayudado a crecer como cristiana y a disfrutar del camino que me conduce al encuentro con Dios.

Una de las cosas que me gustaría resaltar del camino recorrido, es la plenitud que me suscita compartir mi fe con otras personas que han sentido el llamamiento de Dios de una forma tan convencida como la mía. Somos adultos y estamos aquí con la absoluta convicción de que Jesús es nuestro referente de vida.

Como último matiz, mi más sincero agradecimiento a todas las personas que han hecho posible esta conversión. Gracias a la Iglesia por su acogida, al Arzobispado de Zaragoza por su proyecto de catecumenado para adultos y a los catequistas por su labor, en especial a Beatriz, que ha hecho de esta experiencia, una convivencia sencillamente perfecta.

Por todo esto, me gustaría transmitir mi testimonio y experiencia espiritual en una única frase:

“Si pones a Dios en todo lo que haces, lo encontrarás en todo lo que acontece”