YO HICE EL CURSILLO PREMATRIMONIAL


Querido P. J…:

Tenía pendiente escribirle desde hace tiempo, como tengo niños pequeños y mucho trabajo, nunca saco un momento ni para escribirle un email. Hoy he querido sacar un rato porque en el último mail que nos ha enviado (siempre los leo) me ha sorprendido que nos decía que afrontaban el próximo cursillo con «mucha tarea y pocas fuerzas», inmediatamente me di cuenta de que ustedes necesitan que nosotros, los novios que hemos recibido el cursillo, les contemos los frutos de su labor, para poder alimentarles y recargarles de energía.

Así que le cuento mi experiencia, perdone que le suelte un rollo larguísimo pero son 7 años de matrimonio: mi marido Z y yo asistimos al curso para novios en la primavera de 2009, nos casamos ese mes de julio. Tenemos dos hijas, la tercera viene ya de camino. Tuvimos la suerte de disfrutar de Carmen, hoy es un ángel que cuida de mi familia (creo que ya era un ángel entonces), hablo con ella muchas veces.

Para mi aquel fin de semana fue un encuentro con Dios en el que me dijo a mi personalmente cómo debía enfocar mi matrimonio (no lo llevaba bien enfocado, menos mal que caí en su parroquia). No paré de llorar en todo el curso mientras escuchaba, creo que mi alma estuvo muy despierta y por eso lloraba y lloraba.

Le aseguro que algunas de las cosas que nos dijeron allí han marcado mi vida a partir de entonces. Recuerdo en concreto la frase: «no tengáis miedo a la austeridad», «esa sencilla puerta que hay ahí cumple su función, no tiene que ser de caoba, o de diseño, tan sólo cumplir su función»… en ese momento me pareció un poco absurdo; yo venía de casa de papá y mamá y no entendí la importancia.

Pero con el tiempo aquello ha revolucionado mi vida: recibimos sueldos pequeñitos pero tenemos 3 hijos gracias a la austeridad, me siento tranquila gracias a la austeridad, no compito con nadie gracias a la austeridad… ¡me siento libre! a medida que aumentamos la familia cada vez vemos que necesitamos menos cosas, de verdad. Los hijos son la verdadera riqueza y si necesitas muchas cosas materiales no puedes acogerlos y viceversa.

Otro pilar importantísimo qué recibí allí y sólo allí, fue la idea de pensar únicamente en el otro: Dios te ha elegido para servir al otro, olvidándote de ti mismo (le aseguro que las novias preparando su boda vamos pensando en todo menos en servir al marido…). He comprobado que ésta es la única fórmula válida para que un matrimonio esté unido. Los dos tienen que abrazar ese compromiso y si no el matrimonio se rompe (desgraciadamente lo he visto en amigas y familiares).

Nosotros éramos católicos un poco «despistaos», aunque siempre he tenido presente a Dios en mi vida, sobre todo desde entonces, vivo con Él.
Ah! otra cosa que recuerdo y que nos ha acompañado: «Levanten la mano quienes piensen tener imágenes de Jesús, de la Virgen, a la vista en su casa”. Tampoco me pareció demasiado importante, nosotros levantamos la mano porque teníamos un crucifijo de marfil que pensábamos colgar en algún sitio decorativo.

Pero con el tiempo pusimos aquel crucifijo en la entrada de casa, uno más grande en nuestro dormitorio, un San José en el salón, las niñas tienen su Niño Jesús para darle besitos antes de dormir…Con los años me doy cuenta de lo que te acompañan estas imágenes, les pido que nos protejan, parece que están observando nuestra vida en esa casa… es curioso que se mencionase eso en el curso.

Otra cosa que me está sirviendo mucho como madre, recuerdo que lo dijo usted: «los niños y los jóvenes van a donde encuentran cariño». Esto es clave para mí. Y, aunque parezca mentira, a menudo se nos olvida.

No sé padre, tengo la sensación de que nuestro matrimonio está bendecido desde entonces (el noviazgo no había sido muy ejemplar). Pero creo q Dios está viviendo el matrimonio día a día con nosotros porque yo le pido constantemente que se quede, que me de más amor para dárselo a mi marido, más energía para criar a mis niñas… y Dios siempre da la cara por mí.

En fin, que por favor no desfallezcan en esta labor, que muchos se separan pero en otros la semilla florece, da fruto, y no olviden que no hablan ustedes, que sólo son instrumento, que es Dios quien se dirige a los novios para que se casen dignamente.

GRACIAS y un abrazo,

X y Z