Vosotros ¿ Quién decís que soy?
A. Gide ha pasado a la historia de la literatura como prototipo del renegado que rechaza su bautismo cristiano. Sin embargo, en
sus escritos se pueden encontrar oraciones como ésta:
«Yo vuelvo a ti, Señor Jesús, como al Dios del cual tú eres forma viva. Estoy cansado de mentir a mi corazón. Por todas partes te encuentro cuando creía huir de ti… Sé que no existe nadie más que tú, capaz de apagar mi corazón exigente.»
Para Hegel, «Jesucristo ha sido el quicio de la historia».
E Mauriac confiesa:
«Si no hubiera conocido a Cristo, Dios hubiera sido para mí una palabra inútil.»
El poeta argentino agnóstico, J. L. Borges:
«No lo veo y seguiré buscándolo
hasta el día último de mis pasos por la tierra.»
En el filósofo Soren Kierkegaard:
«Señor Jesús,
tú no viniste para ser servido,
ni tampoco para ser admirado
o, simplemente, adorado.
Tú has deseado, solamente, imitadores.
Por eso, despiértanos,
si estamos adormecidos en este engaño
de querer admirarte o adorarte,
en vez de imitarte y parecernos a ti.»
¿Quién, quién es este hombre por quien tantos han muerto, a quien tantos han amado hasta la locura y en cuyo nombre se han hecho también -¡ay!- tantas violencias?
Desde hace dos mil años, su nombre ha estado en boca de millones de agonizantes, como una esperanza, y de millares de mártires, como un orgullo.
¡Cuántos han sido encarcelados y atormentados, cuántos han muerto sólo por proclamarse seguidores suyos! Y también -¡ay!- ¡cuantos han sido obligados a creer en él con riesgo de sus vidas, cuantos tiranos han levantado su nombre como una bandera para justificar sus intereses o sus dogmas personales!
Su doctrina, inflamó el corazón de los santos y las hogueras de la Inquisición.
Discípulos suyos cruzaron el mundo sólo para anunciar su nombre y discípulos suyos nos atrevemos a llamarnos quienes -¡por fin!- hemos sabido compaginar su amor con el dinero.
SALUDO
Cristo no es un mero recuerdo histórico, sino alguien que vive en medio de nosotros y nos dice que como sus discípulos estamos invitados a cargar con la cruz de cada día.
Hoy nos preguntará ¿Quién decís que soy yo? Como pueblo de bautizados le reconocemos como Dios y Hombre verdadero.
Con el comienzo del verano, y las vacaciones, cambiará el ritmo de las actividades de muchas familias, y también de nuestra Parroquia. Pero Jesús, estemos donde estemos, seguirá preguntándonos a niños y mayores, ¿Quién vais decir decís que soy yo?
Una vez más, una eucaristía más, nos reunimos para celebrar este día del Señor. Iniciemos esta celebración cantando.
ACTO PENITENCIAL:
• Tú que nos invitas a cambiar nuestro corazón y a ser mejores. Señor, ten piedad.
• Tú que nos llamas a vivir de forma responsable nuestra fe. Cristo, ten piedad.
• Tú que estás cerca de nosotros y nos perdonas. Señor, ten piedad
PETICIONES
1.¬- Por los responsables del gobierno de las naciones: para que fomenten siempre la paz y el desarrollo integral para todos, y respeten la justicia y la libertad. Roguemos al Señor.
2.- Por todos los que padecen hambre o enfermedad, los migrantes, los desterrados, los desempleados, los privados de libertad, y por todos los que sufren: para que sientan nuestro apoyo y el consuelo de Dios. Roguemos al Señor
2.- Por el buen tiempo para las cosechas, por el fruto de las investigaciones de los estudiosos y por la prosperidad del trabajo de todos, roguemos al Señor
4.- Por todos lo que hacen el bien en nuestra parroquia para que juntos construyamos una Iglesia de hermanos, una parroquia de discípulos y una familia de respeto y paz.
Roguemos al Señor.
5.- El domingo próximo tendremos elecciones nacionales, pidamos al Señor que ilumine la mente de los votantes, para que busquemos lo mejor para nuestra sociedad. Roguemos al Señor
Puedo cargar con mi cruz, quizá con la tuya;
también complicarme la vida
y complicársela a otros con osadía,
hablar de la buena noticia
y soñar nuevas utopías.
Pero también puedo ser… discípulo.
……… me gusta apuntarme a todo
y dejar las puertas abiertas, por si acaso.
Me asusta tu oferta, consejos y preguntas….
Pero también puedo ser…discípulo.
Podría seguir así,
tirando más o menos como hasta ahora:
manteniendo el equilibrio prudentemente,
justificando mis opciones dignas,
diciendo sí cuando todo es a medias,
dejándome llevar por la corriente,
buscando seguridad en meras insinuaciones…
Pero también puedo ser…discípulo.
Florentino Ulibarri
Iba yo a ponerme en camino
cuando ya venías tú hacia mí.
Quería yo correr hacia ti,
pero vi que corrías a encontrarte conmigo.
Yo deseaba esperarte,
pero supe que ya me estabas tú esperando.
Deseaba buscarte,
y vi que ya estabas tú en mi búsqueda.
Llegué a pensar: “¡Eh, ya te he encontrado!”,
pero me sentí encontrado por ti.
Cuando yo quería decirte: te amo;
te oía decirme: “¡Cuánto te quiero!”
Yo quería elegirte
y ya me habías elegido tú.
Yo quería escribirte
cuando tu carta llegó a mis manos.
Deseaba vivir en ti
y te descubrí viviendo en mí.
Iba a pedirte perdón,
pero tuve la certeza
de que ya me habías perdonado.
Quería ofrecerme a ti,
cuando recibí el don de ti mismo, entero.
Anhelaba ofrecerte mi amistad,
y recibí el regalo de la tuya.
Yo quería llamarte: “Abba, Padre”,
y te adelantaste a decirme: “Hijo mío”.
Yo quería desvelarte toda mi vida interior;
te encontré revelándome las profundidades de tu ser.
Deseaba invitarte al corazón de mi vida
y recibí tu invitación a entrar en la tuya.
Gracias, Jesús,
Porque me amas y estás junto a mí.