DOMINGO IVºB

Jesús, el nuevo predicador, hacía afirmaciones sorprendentes, tan sorprendentes que asombraban por su atrevimiento y su novedad.

-“Cállate y sal de él”.
-“Antes de que Abrahán existiera, existía yo”.
-“Sin mí no podéis hacer nada”.
-“Nadie va al Padre sino por mí”. ____________________

El mal suele provocar más ruido y es más impactante que el bien. Su grito tiene más eco, más repercusión, sobre todo si el fondo del paisaje es de piedra.
Sólo un «corazón de carne» puede asumir el grito que se retuerce y su eco ensordecedor.
Necesitamos pronunciar palabras comprometidas y prácticas renovadoras que aplaquen los ruidos y creen cauces de liberación.


PARA LA CELEBRACIÓN DE LA EUCARISTÍA


1. MOTIVACIÓN

Amigos: Bienvenidos a la misa del domingo.
En tiempos de Jesús había muchas enfermedades desconocidas. No había médicos ni una medicina como la de ahora.
Por eso cuando una persona se volvía loca, o depresiva, o tenía ataques de epilepsia, decían que estaba “poseída del demonio”.

Para Jesús eso mismo significaba que muchas veces se nos mete dentro como un “demonio” que nos hace decir o hacer lo que no queremos.
Jesús nos enseña hoy, a vencer sin miedo el mal, en nosotros y en los demás.
Hoy se nos va a pedir que cada uno de nosotros, que, en nuestro pequeño ambiente, seamos “profetas” para decir a todos con palabras y hechos, que Jesús nos quiere y nos ayuda.

Vamos a celebrar, vamos a sentirnos familia de Jesús.


PETICIONES DE PERDÓN

Perdón 1. Por las veces que no damos buen ejemplo a los amigos. Señor, ten piedad.
Perdón 2. Por las veces que somos egoístas y no ayudamos. Cristo, ten piedad.
Perdón 3. Por las veces que no nos acordamos de los enfermos y necesitados. Señor, ten piedad


Primera lectura

Lectura del Deuteronomio (18,15-20):
Moisés habló al pueblo, diciendo: «Un profeta, de entre los tuyos, de entre tus hermanos, como yo, te suscitará el Señor, tu Dios. A él lo escucharéis. Es lo que pediste al Señor, tu Dios, en el Horeb, el día de la asamblea: «No quiero volver a escuchar la voz del Señor, mi Dios, ni quiero ver más ese terrible incendio; no quiero morir.» El Señor me respondió: «Tienen razón; suscitaré un profeta de entre sus hermanos, como tú. Pondré mis palabras en su boca, y les dirá lo que yo le mande. A quien no escuche las palabras que pronuncie en mi nombre, yo le pediré cuentas. Y el profeta que tenga la arrogancia de decir en mi nombre lo que yo no le haya mandado, o hable en nombre de dioses extranjeros, ese profeta morirá”.» Palabra de Dios

Salmo


Segunda lectura

Lectura de la primera carta de san Pablo a los Corintios (7,32-35):

Quiero que os ahorréis preocupaciones: el soltero se preocupa de los asuntos del Señor, buscando contentar al Señor; en cambio, el casado se preocupa de los asuntos del mundo, buscando contentar a su mujer, y anda dividido. Lo mismo, la mujer sin marido y la soltera se preocupan de los asuntos del Señor, consagrándose a ellos en cuerpo y alma; en cambio, la casada se preocupa de los asuntos del mundo, buscando contentar a su marido. Os digo todo esto para vuestro bien, no para poneros una trampa, sino para induciros a una cosa noble y al trato con el Señor sin preocupaciones. Palabra de Dios

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Marcos (1,21-28):

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos entraron en Cafarnaún, y cuando el sábado siguiente fue a la sinagoga a enseñar, se quedaron asombrados de su doctrina, porque no enseñaba como los escribas, sino con autoridad.
Estaba precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso a gritar: «¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios.»
Jesús lo increpó: «Cállate y sal de él.»
El espíritu inmundo lo retorció y, dando un grito muy fuerte, salió. Todos se preguntaron estupefactos: «¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo. Hasta a los espíritus inmundos les manda y le obedecen.»
Su fama se extendió en seguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea. Palabra del Señor


PRECES

1. Para que todos los cristianos nos comprometamos a “ser profetas” en nuestra ciudad, en nuestro pueblo, en nuestra familia, en nuestro colegio. Roguemos al Señor.
2. Para que las naciones busquen la paz y la concordia. Roguemos al Señor.
3. Por todos los que formamos la Comunidad Parroquial, para que cada día seamos mejores cristianos y demos ejemplo con nuestra forma de vivir, roguemos al Señor.
4. Por todos los niños y niñas, para que nuestra conducta resulte verdaderamente atractiva a todos los demás, roguemos al Señor.
5. Por todos los que sufren, por los enfermos, por los que se encuentran solos, por los que no tienen trabajo… para que la Palabra de Dios les sirva de alivio y consuelo, roguemos al Señor.


ACCIÓN DE GRACIAS

Tú, Señor, necesitas nuestros pies para caminar,
nuestras lenguas para hablar,
nuestras manos para trabajar.

Nuestro destino y nuestra misión
es hacerte presente a Ti en nuestro mundo.
A veces las personas no pueden encontrarte
porque nosotros les hemos fallado.

Ayúdanos para que sepamos cumplir nuestra misión
y sembremos la alegría cristiana
en un mundo que necesita esperanza e ilusión.



“Podemos, como el payaso del que nos habla Kieerkegaard.

El circo se quema, y se envía al payaso, que estaba preparado para actuar, al pueblo a pedir ayuda. Llegó gritando: “¡Fuego!”. Todos se reían, y nadie le hacía caso. Hasta que las llamas llegaron también al pueblo.

Podemos gritar: ¡Fuego! Pero la palabra ha perdido su valor. ¿Bastará para que nos hagan caso con quitarnos las ‘apariencias de la fe’? ¿O quizá el mundo está vacunado contra el mensaje?. La respuesta no es gritar: ¡Fuego!”

Frente al payaso, el sabio y humilde Sadik, del que nos cuenta Martin Bubber. “Sumido en sus reflexiones, recibe la visita de un hombre a discutir la Torah. Y el sabio y humilde Sadik le contesta: “Amigo mío, los grandes de la Torah se han prodigado en palabras. Tú te has echado a reír, pero piensa: quizá sea verdad”

“Nadie, ni el creyente, puede servir a Dios en bandeja. Pensar “quizás sea verdad” es una tentación de la que nadie puede sustraerse. El sadik puede hacer esa pregunta porque no tiene miedo a la razón. Preguntémosle a la Nueva Ilustración. Hagámosle las preguntas sobre el sentido de la vida”.

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