Descansad, amigos, descansad¡¡
Madres que distéis a luz a vuestros hijos:
grande será vuestra recompensa por vuestra generosidad
¡Descansad!
Padres, que no os echasteis atrás ante las dificultades:
Dios que es Padre, sabrá premiar vuestra fortaleza y entereza
¡Descansad!
Jóvenes, que cuando el mundo más os necesitaba,
la muerte cortó de secó ilusiones y esperanzas;
no temáis, Jesús, eternamente joven
estará compartiendo con vosotros una eterna juventud.
Niños, que en los primeros pasos de vuestra vida,
la muerte rompió vuestros juegos.
Niños, que –antes de ver la luz- la mano asesina del hombre
abortó vuestro derecho a vivir:
¡Descansad!
Ancianos, que os disteis tanto y por tantos en la tierra,
y, a veces, fuisteis injustamente tratados y orillados
por el egoísmo que congela el alma, la vida y el corazón
¡Descansad!
Sacerdotes que, hoy, gozáis y celebráis la Eucaristía concelebrando
con el Eterno y Sumo Sacerdote: Jesús
Religiosos y religiosas, célibes y solteros,
anónimos y labriegos, empresarios y hombres del campo,
maestros y médicos, cultos e ignorantes,
sabios y ricos, altos y bajos, ricos y pobres,
¡Descansad!
Descansad, amigos, descansad!
La fe os acompañó, la esperanza os mantuvo en pie
y, la caridad, os la habéis reservado y llevado como pasaporte
como picaporte para entrar en la eternidad.
Amén.
Javier Leoz