Categoría: SEMANA SANTA-PASCUA
DOMINGO DE RESURRECCIÓN
MONICIÓN DE ENTRADA
-Niño: Papá, mamá: ¿Qué celebramos hoy?
-Mamá: La Resurrección de Cristo. El acontecimiento central de nuestra fe. Una fiesta que dura 50 días.
-Niño: ¿Me puedes explicar qué significa?
-Mamá: Dios ha resucitado a Jesús. Jesús VIVE.
-Niño: Pero… ¿Dónde está Jesús? Yo no lo veo. ¿Dónde puedo encontrarlo?
-Mamá: Jesús se presenta lleno de vida, en las personas que pasan por la vida haciendo el bien. Lo puedes encontrar en su Palabra que cada domingo escuchamos y en la comunión que pronto vas a celebrar.
-Niño: Estoy deseando recibirlo.
-Mamá: Él siempre está contigo. Abre los ojos del corazón y de la fe.
-Niño: wow, voy corriendo a contárselo a mis amigos.
¡Eh! Chicos: Jesús es la VIDA y nos llama A VIVIR.
PETICIONES
PETICIÓN 1
-Niño: La Pascua es BUENA NOTICIA. El encuentro con Jesús está pidiendo ser comunicado.
-Adulto: Te pedimos por la Iglesia, que seamos anuncio de Buena Noticia, sin cansarnos de hacer el bien, para que todos tengan vida.
PETICIÓN 2.
-Niño: La Pascua es PAZ. El saludo que repite Jesús en las apariciones es: Paz a vosotros.
-Adulto: Te pedimos por la paz en Ucrania y en todos los lugares donde hay conflictos.
PETICIÓN 3.
-Niño: La Pascua es PERDÓN. Jesús no reprocha a sus discípulos el ser abandonado.
-Adulto: Te pedimos que aprendamos a reconocer nuestros fallos y no nos cansemos de pedir perdón.
PETICIÓN 4.
-Niño: La Pascua es ALEGRÍA. Es tanta la alegría de ver a Jesús, que no se lo pueden creer.
-Adulto: Por todos nosotros, que el encuentro con el Resucitado se lleve nuestros miedos y nos haga testigos alegres del Evangelio.
Dame, Señor Resucitado,
la alegría serena de la fe,
la certeza profunda de la vida
y el Espíritu inquieto de la Pascua.
Ayúdame a encontrarte
vivo, glorioso, amigo
en el ir y venir de cada día.
Que alrededor de la Cruz,
y en torno a la tumba vacía,
haya revuelo de ángeles
y sienta el rumor de tus pasos
resucitados.
Así sabré
que Tú vas, delante de mí,
a Galilea. G.C.
Mirad: el arco de la vida traza el iris sobre el campo que verdea.
Buscad vuestros amores, doncellitas,
donde brota la fuente de la piedra.
En donde el agua ríe y sueña y pasa,
allí el romance del amor se cuenta.
¿No han de mirar un día, en vuestros brazos,
atónitos, el sol de primavera,
ojos que vienen a la luz cerrados,
y que al partirse de la vida ciegan?
¿No beberán un día en vuestros senos
los que mañana labrarán la tierra?
¡Oh, celebrad este domingo claro,
madrecitas en flor, vuestras entrañas nuevas!.
Gozad esta sonrisa de vuestra ruda madre.
Pascua de resurrección – Poemas de Antonio Machado
MAÑANA DE PASCUA
(Mt 28, 1-10; Mc 16,1-8; Lc 24,1-11; Jn 20,1-18)
Por Emma-Margarita R. A.-Valdés
Cuando abrí mi sepulcro, el monumento
enterrado en la cuna del olvido,
brotaron en mi pecho, roto, herido,
aromas de jazmines de tu aliento.
Con raíces y espinas construí
tu altar del sacrificio en mi interior,
se iluminó la sombra del dolor
y el vacío hecho luz me habló de Ti.
Mi cuerpo se descarna del silencio
al eco de mi nombre en tu llamada,
hoy te sigo, Rabboni, enamorada
y me postro a tus pies, te reverencio.
En mi sembrado manan las espigas cascadas de semillas celestiales,
las riegas con tus dones bautismales
y anhelan que, en tu mano, las bendigas.
Llegaré hasta tu faro, a la atalaya
donde rompen las olas sucesivas,
fragmentaré mi piedra en sensitivas
arenas refulgentes de tu playa.
Y volveré al camino, a los senderos
alejados del ruido de tu mar,
enseñaré en secano tu remar
a náufragos que esperan ser barqueros.
Emma-Margarita R. A.-Valdés
DÍA DE PASCUA
Siempre esperando ese día de fiesta,
gozo y gracia que podía transformar nuestra vida
con experiencias extraordinarias.
Siempre viéndolo acercarse por el horizonte
dejando a nuestro alrededor su perfume,
pero sintiéndolo, una y otra vez, alejarse.
Siempre convencido que los grandes acontecimientos
suceden en fechas importantes
que dejan huella en los calendarios y en los corazones…
Siempre.
Hasta que comprendí, hace bien poco,
escuchando silenciosa y abiertamente
a alguien de palabra honesta y breve,
que la Pascua,
la Pascua de tu resurrección, Jesús de Nazaret,
el paso de Dios por nuestra historia,
el florido anhelo de toda persona
y de la misma naturaleza,
sucedió
pasada la fiesta,
pasado el sábado,
el primer día de la semana.
O sea, ¡un día de resaca!,un día para el olvido,
un día sin historia,
un día del montón,
un día sin aliciente,
un día de cuerpos y espíritus decaídos,
un día de oscuro horizonte,
un día con el crédito gastado,
un día nacido para pocas ilusiones,
gris, triste, pesado,
con dolores en el cuerpo y el espíritu,
hecho simplemente para digerir los excesos
o vomitarlos en los rincones.
¡Bendito seas Tú, Dios de la vida y de la historia,
que rompes todos nuestros esquemas
y nos llenas de sorpresas y Buenas Nuevas!
¡Bendito seas Tú, Jesús de Nazaret,
que nos mandaste hacer memoria
para celebrar la vida y la entrega!
¡Bendita seas Tú, Ruah divina,
que nos acompañas a lo largo de la vida
y nos animas a compartir y a hacer fiesta!
¡Aleluya, con todo mi ser,
con mi cuerpo y alma,
con mis gestos y palabras,
con mi canto y danza,
con mi vida resucitada!
¡Aleluya!
Florentino Ulibarri
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Una tradición cristiana hace que la noche del Jueves Santo sea una noche especial de oración para recordar la oración de Jesús en el Huerto de los Olivos. También es noche de procesiones: Unas son procesiones del silencio. Otras son procesiones de oración, de promesas, de penitentes. La noche fue siempre un tiempo oportuno para los grandes orantes. Jesús no sólo oró esa noche. Muchas noches se retiraba a orar. Nosotros queremos unimos a esta corriente y tradición que existe en el pueblo cristiano. Hoy muchos hombres y mujeres dedicarán un tiempo a orar.
Recordemos el pasaje evangélico.
Lectura del evangelio de san Mateo 26,36-46
Jesús llegó con sus discípulos a un huerto que llamaban Getsemaní, y les dijo:
Sentaos aquí, mientras yo me voy allí a orar.
Y llevándose a Pedro y a los dos hijos del Zebedeo, empezó a entristecerse y a angustiarse. Entonces les dijo: quedaos aquí y estad conmigo en vela.
Adelantándose un poco, cayó rostro en tierra y se puso a orar, diciendo:
Padre mío, si es posible, que se aleje de mí ese trago. Sin embargo, que no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú. Se acercó a los discípulos, los encontró adormilados Y dijo a Pedro:
‘Vaya ¿No habéis podido velar ni una hora conmigo? Estad en vela y pedid no ceder en la prueba; el espíritu es animoso, pero la carne es débil. Se apartó por segunda vez y oró diciendo:
Padre mío, si no es posible que yo deje de pasarlo, realícese tu designio. Al volver los encontró otra vez adormilados, porque se caían de sueño. Los dejó, se alejó de nuevo y oró por tercera vez, repitiendo las mismas palabras. Al final, se acercó a los discípulos y les dijo:
¿Así que durmiendo y descansando? Mirad, ha llegado la hora de que este Hombre sea entregado en manos de los pecadores. Levantaos, vamos! Ya está ahí el que me entrega……..
TIEMPO DE REFLEXIÓN
– Vamos a recordar, en esta noche de oración, en este memorial de la oración de Jesús en Getsemaní, a hombres y mujeres que han temblado de miedo o que están temblando de miedo o que están por los suelos porque se les han acumulado «golpes fuertes» en la vida, a hombres y mujeres traicionados por los íntimos, quizá por los más íntimos.
(Tiempo de silencio, oración…)
– Vamos a recordar, en esta noche de oración, en este memorial de la oración de Jesús en Getsemaní, a hombres y mujeres que gritan con todas sus fuerzas: «aparta de mí este cáliz; aparta de mí este dolor; aparta de mí esta persona; aparta de mí esta situación que tengo que afrontar..,».
(Tiempo de silencio, oración…)
– Vamos a recordar, en esta noche de oración, en este memorial de la oración de Jesús en Getsemaní. a hombres y mujeres que se las dan de algo, que se creen superiores, que parece que no tienen miedo y van dando una imagen falsa de modelos de persona, parapetados en fachada que no son más que pura apariencia.
(Tiempo de silencio, oración…)
– Vamos a recordar, en esta noche de oración, en este memorial de la oración de Jesús en Getsemaní, a hombres y mujeres desesperados, vivos muertos, vivos que no quieren vivir ni luchar, vivos que ya han desertado de la vida y se levantan cada mañana sin esperanzas y sin ilusiones para seguir viviendo.
(Tiempo de silencio, oración…)
– Vamos a recordar, en esta noche de oración, en este memorial de la oración de Jesús en Getsemaní, a hombres y mujeres que sienten el abandono de Dios y de los hermanos y hermanas; hombres y mujeres que gritan y su grito no es escuchado, o creen que no es escuchado… Hombres y mujeres que no creen en el cielo porque han visto demasiado infierno aquí entre los humanos.
(Tiempo de silencio, oración…)
– Vamos a recordar, en esta noche de oración, en este memorial de la oración de Jesús en Getsemaní, a hombres y mujeres que como Jesús de Nazaret creen que la última palabra no es la desesperación, ni el frío, ni la soledad. La última palabra es la confianza en uno mismo, en Dios, en los demás.
(Tiempo de silencio, oración…)
– Vamos a recordar, en esta noche de oración, en este memorial de la oración de Jesús en Getsemaní, a hombres Y mujeres que en los momentos de debilidad, cuando tocan lo poco que es la persona, siguen creyendo que en la debilidad hay gérmenes de esperanza porque Dios no abandona la obra de sus manos. (Tiempo de silencio, oración…)
ARDIENTEMENTE HE DESEADO CENAR CON VOSOTROS
En esta tarde, tengo el corazón ardiendo Porque os quiero mucho. Hasta el extremo. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Y YO DOY MI VIDA POR VOSOTROS.
Porque mi Padre y la gente, me han ido pidiendo cada vez más, y el corazón se me ha ido llenando de nombres. Me hierve de amor.
Porque el amor llena, pero también quema, deshace y consume.
Quiero daros las gracias, porque me habéis seguido hasta aquí. He encontrado a mucha gente buena. He invitado a algunos: ¡Ven y sígueme! ¡Déjalo todo! Pero ¡qué pocos se han fiado de mí! No se atreven a darme un sí radical, sin condiciones.
Al final de todos estos años, sólo habéis quedado unos pocos.
Y no porque seáis buenos, ni inteligentes, ni los más capaces. No.
La gente buena no me necesita.
Los que tienen todo proyectado, decidido y resuelto, no me valen.
Los que van de fuertes y no saben necesitar, no pueden estar conmigo.
Los que tienen de todo menos corazón, no me interesan.
Yo he procurado que vuestro corazón vibre al ritmo del mío, que os emocionéis y os ocupéis:
De los que se valoran poco como personas
De los que se van quedando tirados al borde de todos los caminos.
De los que tienen el corazón atascado, sucio, endurecido o frío.
De los que tienen su vida vacía
De los que necesitan una mirada limpia de cariño.
Es difícil levantarse cada mañana y ver cuánto nos queda por hacer, cuánto tenemos que cambiar y cambiarnos para que este mundo se parezca cada vez más al que soñó mi Padre.
Necesito estar un rato a solas con vosotros, abriros del todo mi corazón y deciros mis últimas palabras, porque mi tiempo se termina.
La pena la siento muy dentro, porque ¡HABÉIS ENTENDIDO TAN POCO DE LO QUE YO QUERÍA HACER CON VOSOTROS! Tenéis buenas intenciones pero… ¡no basta!
¡PEDRO! ¡Qué pronto vas a arrugarte y a decir que no me conoces! Es que confías demasiado en ti mismo. Te crees muy fuerte, pero EL MIEDO TE PUEDE. Y LAS DUDAS. No, no digas nada. Algún día derramarás unas lágrimas de amor, reconocerás que no eres tan fuerte ¡y cambiarás! No importa que me falles. A pesar de ello, he querido que estés conmigo en esta noche. Tú lo necesitas. ¡Y yo te necesito tanto!
¡JUDAS, AMIGO! A pesar de todo, te llamo «amigo». Ya sé que vas a prescindir de mí.
Prefieres tus planes a los míos. No estás dispuesto a cambiar nada. Ni siquiera te has atrevido a faltar aquí esta tarde y decirme las cosas claras. Pero aunque me duele en el alma tu traición, quiero compartir mi cena contigo. Tal vez algún día te arrepientas…
¡Y LOS DEMÁS! ¡Qué bien lo pasáis juntos! Os gusta hablar de mí y conmigo. Me dedicáis mucho tiempo… mientras no tengáis otra cosa mejor que hacer. Pero decisiones personales, bien pocas. Vuestras preocupaciones y conversaciones, son muchas veces tan distintas de las mías.
Divididos entre vosotros por tonterías y asuntos sin importancia. ¡A ver si de una vez aprendéis a ser uno! Es uno de mis más profundos deseos.
Se acerca la hora de que toméis postura respecto a mí. ¡Sé que me dejaréis solo! Ni siquiera aguantaréis orando conmigo esta noche. Cuando más os necesite… ¡os quedaréis dormidos!
Pero por eso precisamente, porque sois débiles, inmaduros, miedosos, flojos… ¡Necesitáis estar conmigo! Os lo diré muchas veces: ¡Sin mí no podéis hacer nada!
Quiero que recibáis mi pan y mi cáliz. Una cena no es para quedarse mirando, ni para que escuchéis tranquilamente sentados en vuestros asientos lo que yo quiera deciros.
QUIERO QUE OS COMPROMETÁIS CONMIGO, que seáis como yo. Y si no coméis mi pan, si no aceptáis mi copa… NO TENÉIS NADA QUE VER CONMIGO. No sois de los míos.
COMO UN TROZO DE PAN QUE SE PARTE. Así soy yo. Durante toda mi vida me he ido partiendo y repartiendo entre todos los que tenían hambre de amor, de paz, de ajusticia, de acogida, de proyectos de vida elevados, todos los que deseaban ser profundamente felices.
Comedlo despacio. Masticadlo y daos cuenta de que el pan, como la vida, sólo aprovecha si se da a otros.
Esto os pido: QUE HAGÁIS LO MISMO QUE YO. QUE SEÁIS PAN.