Es la hora de la esperanza, de ser felices aun teniendo menos que los otros.
Todas las personas en lo más profundo de nuestro ser tenemos un hambre insaciable de felicidad,
Vayamos donde vayamos y recorramos lo caminos que recorramos siempre buscamos ser felices. Porque siempre hay algo que nos falta, algo que echamos de menos.
Jesús nos propone su camino para ser felices. Un camino desconcertante, molesto y chocante.
Jesús nos habla de una utopía, de una felicidad donde quepan todos.
Una mesa donde brinden todos y se viva para los demás, donde no quepa la indiferencia, donde unos pocos no nos roben los bienes y la vida e impongan la manera de vivir de los otros.
PARA LA CELEBRACIÓN DE LA EUCARISTÍA
¡Bienvenidos a celebrar con fe y con alegría la Eucaristía! Que la misa de cada domingo nos anime y nos dé la fuerza necesaria para seguir a Jesús.
Hoy, el Señor, nos propone un programa muy extraño, una manera diferente de ser felices; pero que, si lo cumplimos, nos abre un mundo de felicidad y de paz: es el camino de las bienaventuranzas. Es decir: cómo y de qué manera ser felices según Jesús.
Estamos muy atentos a lo que nos propone Jesús hoy.
Primera lectura
Así dice el Señor: «Maldito quien confía en el hombre, y en la carne busca su fuerza, apartando su corazón del Señor. Será como un cardo en la estepa, no verá llegar el bien; habitará la aridez del desierto, tierra salobre e inhóspita. Bendito quien confía en el Señor y pone en el Señor su confianza. Será un árbol plantado junto al agua, que junto a la corriente echa raíces; cuando llegue el estío no lo sentirá, su hoja estará verde; en año de sequía no se inquieta, no deja de dar fruto.»
Palabra de Dios
Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (15,12.16-20):
Si anunciamos que Cristo resucitó de entre los muertos, ¿cómo es que dice alguno de vosotros que los muertos no resucitan? Si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; y, si Cristo no ha resucitado, vuestra fe no tiene sentido, seguís con vuestros pecados; y los que murieron con Cristo se han perdido. Si nuestra esperanza en Cristo acaba con esta vida, somos los hombres más desgraciados. ¡Pero no! Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos.
Palabra de Dios
Evangelio del domingo
En aquel tiempo, bajó Jesús del monte con los Doce y se paró en un llano, con un grupo grande de discípulos y de pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón.
Él, levantando los ojos hacia sus discípulos, les dijo: «Dichosos los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. Dichosos los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados. Dichosos los que ahora lloráis, porque reiréis. Dichosos vosotros, cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten, y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas. Pero, ¡ay de vosotros, los ricos!, porque ya tenéis vuestro consuelo. ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados!, porque tendréis hambre. ¡Ay de los que ahora reís!, porque haréis duelo y lloraréis. ¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que hacian vuestros padres con los falsos profetas.» Palabra del Señor
Peticiones:
- Por la Iglesia, para que, como dice el papa Francisco, sea de verdad una Iglesia pobre y de los pobres. Roguemos al Señor.
- Por los políticos: para que no midan el bienestar de la gente y de los pueblos sólo por el dinero, sino por otros valores más humanos, aunque no sean rentables. Roguemos al Señor.
- Por nosotros, para seamos más humildes y sencillos. Roguemos al Señor.
- Por nuestras familias, para que sean ejemplo y testimonio de la felicidad que dice Jesús. Roguemos al Señor.
- Por los niños, para que seamos felices ayudando a los demás a ser también felices. Roguemos al Señor.
Gesto del ofertorio (puede servir de peticiones)
Preparar unos carteles con letras grandes que presentarán los niños a la asamblea mientras una catequista lee los textos. Cada niño permanece mostrando su cartel hasta completar el gesto. Al final, todos a la vez mostrarán el cartel a la asamblea.
Catequista: Vamos a presentar al Señor la gente pobre
Niño: Levanta la frase LOS POBRES.
Catequista: Señor: te presentamos a todos los pobres del mundo: a los que tienen hambre; los que no tienen agua potable; los que no tienen vivienda; los que no tienen escuela; los que no tienen trabajo. Te pedimos que sean dichosos. Que sean los más dichosos y felices.
Todos: R: Que sean los más dichosos y felices.
Catequista: Vamos a presentar al Señor a todos os que lloran.
Niño: Levanta la frase LOS QUE LLORAN”
Catequista: Señor: hay mucha gente que llora, le presentamos los lloros de los que han perdido a un ser querido. Los lloros de todos los desconsolados. Los lloros de los que viven en soledad. Te pedimos que sean dichosos. Que sean los más dichosos y felices.
Todos: R: Que sean los más dichosos y felices
Catequista: Presentamos al Señor a todas las víctimas de la injusticia.
Niño: Levanta la frase ‘VÍCTIMAS DE LA ‘INJUSTICIA”
Catequista: Señor: hay muchos que sufren injusticias. Hay muchos maltratados. Hay muchas violencias. Te pedimos que sean dichosos. Que sean los más dichosos y felices.
Todos: R: Que sean los más dichosos y felices
Catequista: Presentamos al Señor a todos los inocentes que mueren en las guerras y son perseguidos por racismo y otras razones religiosas.
Niño: Levanta la frase LOS PERSEGUIDOS
Catequista: Señor: hay muchos que sufren persecución y muertes violentas en el mundo. Nos dan pena y Te pedimos que sean dichosos. Que sean los más dichosos y felices.
Todos: R: Que sean los más dichosos y felices
Todo lo que han utilizado lo colocan en el panel correspondiente….