“¿Qué hacer para alcanzar la vida eterna?”
PRÓJIMO: «Cualquiera que tenga necesidad de mí y que yo pueda ayudar»
SAMARITANO: Poco piadoso, pagano, infiel, no amigo de los judíos.
-se compadece y actúa.
-los extraños son amigos.
-no actúa por recompensa.
Dios no nos quiere héroes ni santos, nos quiere prójimos:
-un gesto.
-un apoyo.
-una mirada de complicidad.
-una sonrisa.
-un silencio
El sacerdote y el levita ven, pero ignoran; miran, pero no proveen. Ni siquiera existe un verdadero culto si ello no se traduce en servicio al prójimo.
No lo olvidemos jamás: ante el sufrimiento de tanta gente agotada por el hambre, por la violencia y la injusticia, no podemos permanecer como espectadores. ¡Ignorar el sufrimiento del hombre, ¿qué cosa significa? Significa ignorar a Dios! Si yo no me acerco a aquel hombre, a aquella mujer, a aquel niño, a aquel anciano o aquella anciana que sufre, no me acerco a Dios.
Al inicio de la parábola para el sacerdote y el levita el prójimo era el moribundo; al final el prójimo es el samaritano que ha hecho cercano.
Jesús cambia la prospectiva: no clasificar a los demás para ver quién es el prójimo y quién no lo es.
Tú puedes hacerte prójimo de quien se encuentra en la necesidad, y lo serás si en tu corazón tienes compasión, es decir, tienes esa capacidad de sufrir con el otro.
Papa Francisco
PARA LA EUCARISTÍA
ENTRADA
Hermanos: Sed bienvenidos a nuestra celebración dominical. Todos nos hemos hecho alguna vez la pregunta: “¿Qué hacer para alcanzar la vida eterna?” Quizá no se la hemos formulado a Cristo. Él nos da la respuesta en el evangelio de hoy, dando un paso de la teoría a la práctica.
Con espíritu fraterno iniciamos nuestra reunión cantando:
SALUDO Y ACTO PENITENCIAL.
La paz de Jesús, que nos ama y nos salva, esté con todos vosotros.
Ante Cristo, el Buen Samaritano, que nos recoge en la cuneta de la vida, reconozcámonos con humildad necesitados de perdón.
Tú, que nunca nos abandonas: SEÑOR, TEN PIEDAD.
Tú, que nos das el amor y el perdón: CRISTO, TEN PIEDAD.
Tú, que nos llamas a una vida renovada: SEÑOR, TEN PIEDAD.
1ª LECTURA. [Deuteronomio 30, 10-14] Moisés exhorta a su pueblo al cumplimiento de los Mandamientos. Y para animarlos les dice que no son difíciles de cumplir, porque se reducen al amor, lo más propio del corazón.
2ª LECTURA. [2ª Colosenses 1, 15-20] Con fe escuchemos este texto de Pablo. Nos habla con entusiasmo de Jesucristo, cabeza de este inmenso cuerpo que es la Iglesia, del que nosotros formamos aparte.
EVANGELIO. [Lucas 10, 25-37] Escuchamos con devoción la parábola del Buen Samaritano. ¡Abramos nuestro corazón a la llamada que Jesús nos hace a cada uno de nosotros!
ORACIÓN DE LOS FIELES
Hermanos: Hagamos ahora nuestra súplica confiada al Señor, rico en misericordia, que se compadece de todos los hombres.
Respondemos: HAZNOS COMPASIVOS Y MISERICORDIOSOS.
1. Por la Iglesia universal y las comunidades cristianas: Para que vivan siempre la Gran Ley del Amor a Dios, y del Amor al prójimo. Oremos.
2. Por los gobernantes de todos los países del mundo: Para que acierten a promulgar leyes y aquellas condiciones sociales que favorezcan la vida, la justicia, la paz y la hermandad entre las naciones. Oremos.
3. Por los enfermos y los que sufren: Para que no les falten los cuidados, atenciones y medicinas que necesitan. Oremos.
4. Por los prójimos que están heridos física o moralmente en cualquiera de los caminos de la vida…: Para que encuentren buenos samaritanos, que les aporten solidaridad y ayuda fraterna. Oremos.
5. Por nosotros, en particular: Para que no pasemos de largo ante los maltratados por la vida…; y sepamos derramar sobre ellos el aceite y el bálsamo de la caridad fraterna. Oremos.
Escucha, Padre, nuestra oración, y derrama tu amor sobre el mundo entero. Por Jesucristo nuestro Señor. AMÉN.
Digo que eres amor,
y es a medias.
Que eres bueno y justo,
y es injusto decirlo.
Cuando digo que eres fiel,
es poca cosa.
sólo si digo que tú eres Dios,
que eres fiel, justo, bueno,
y que me quieres
parece que acierto.
Y si añado que eres Padre/Madre
-y me detengo,
gozo y guardo silencio-
comprendo qué es ser tu hijo.
¡Es todo lo que creo y pienso!
ORACIÓN DEL BUEN SAMARITANO
Señor, no quiero pasar de lejos
ante el hombre herido en el camino de la vida.
Quiero acercarme
y contagiarme de tu compasión
para expresar tu ternura,
para ofrecer el aceite que cura heridas,
el vino que recrea y enamora.
Tú, Jesús, buen samaritano,
acércate a mí,
como hiciste siempre.
Ven a mí para introducirme en la posada de tu corazón.
acércate a mí,
herido por las flechas de la vida,
por el dolor de tantos hermanos,
por los misiles de la guerra,
por la violencia de los poderosos.
Sí, acércate a mí,
buen samaritano;
llévame en tus hombros, pues soy oveja perdida;
carga con todas mis caídas,
ayúdame en todas mis tribulaciones,
hazte presente en todas mis horas bajas.
Ven, buen samaritano,
y hazme a mí tener tus mismos sentimientos,
para no dar nunca ningún rodeo
ante el hermano que sufre,
sino hacerme compañero de sus caminos,
amigo de tus soledades,
cercano a tus dolencias,
para ser, como Tú, «ilimitadamente bueno»
y pasar por el mundo «haciendo el bien»
y «curando las dolencias»
Amén.