DOMINGO III (C)

Érase una familia feliz que vivía en una casita de suburbio. Pero una noche estalló de improvisto en la cocina un incendio espantoso. Cuando las llamas comenzaron a propagarse, padres e hijos salieron fuera corriendo. Se abrazaron e impotentes, contemplaban desconsolados su hogar envuelto en llamas y humo.

Entonces, con horror y pena indescriptibles, cayeron en la cuenta de que faltaba el más pequeño, un niño de cinco años. En el momento de salir, asustado por el crepitar de las llamas y sintiéndose ahogar por la acidez del humo, volvió atrás y subió al piso de arriba. ¿Qué hacer? El padre y la madre se miraron desesperados e impotentes, las dos hermanitas comenzaron a llorar: lanzarse a aquel horno era imposible. Y los bomberos no acababan de llegar…
Pero he aquí que arriba, en lo alto, se abrió la ventana del desván, y el niño se asomó gritando con fuerza: “¡Papá, papá!”

El padre, esperanzado, respondió: “¡Salta hijo, salta!” Debajo de sí el niño sólo veía fuego y humo, pero oyó la voz de su padre y contestó:

“¡Papá, no te veo!…”
“Te veo yo, hijo, y basta. ¡Salta!” gritó el hombre con toda su alma. El niño saltó y cayó sano y salvo en los cariñosos brazos de su padre, que lo había recogido al vuelo.


LITURGIA DEL DOMINGO


SALUDO
Bienvenidos a esta celebración.
El domingo pasado comentábamos la escena de las bodas de Caná. 

Hoy el evangelista nos quiere presentar el programa de vida y actuación de Jesús: Él viene para anunciar el Reino de Dios, para hacer el bien. En este domingo dedicado a la PALABRA DE DIOS, el papa expresa un deseo:

«Que el domingo dedicado a la Palabra haga crecer en el pueblo de Dios la familiaridad con la Sagrada Escritura, como el autor sagrado lo enseñaba ya en tiempos antiguos: esta Palabra “está muy cerca de ti: en tu corazón y en tu boca, para que la cumplas” (Dt 30, 14)» (Aperuit illis, n. 15).

Vamos a rezar también pidiéndole a Jesús que nos ayude a todos los cristianos a sentirnos todos hermanos hijos del Padre Dios. 


PERDÓN

1. Tú, que eres la Palabra que siempre nos empuja a crecer, a mejorar y a soñar : Señor, ten piedad.
2. Tú, que eres la Palabra que nos convoca a formar familia, a sentirnos hijos e hijas amados de Dios, y a construir fraternidad con todos: Cristo, ten piedad.
3. Tú, que eres la Palabra que nos impulsa a llevar la Buena Noticia del reino a todos los rincones de nuestro mundo: Señor, ten piedad.


Primera lectura

Lectura del libro de Nehemias (8,2-4a.5-6.8-10):

EN aquellos días, el día primero del mes séptimo, el sacerdote Esdras trajo el libro de la ley ante la comunidad: hombres, mujeres y cuantos tenían uso de razón. Leyó el libro en la plaza que está delante de la Puerta del Agua, desde la mañana hasta el mediodía, ante los hombres, las mujeres y los que tenían uso de razón. Todo el pueblo escuchaba con atención la lectura de la ley.
El escriba Esdras se puso en pie sobre una tribuna de madera levantada para la ocasión.
Esdras abrió el libro en presencia de todo el pueblo, de modo que toda la multitud podía verlo; al abrirlo, el pueblo entero se puso de pie. Esdras bendijo al Señor, el Dios grande, y todo el pueblo respondió con las manos levantadas:

«Amén, amén».

Luego se inclinaron y adoraron al Señor, rostro en tierra.
Los levitas leyeron el libro de la ley de Dios con claridad y explicando su sentido, de modo que entendieran la lectura.
Entonces, el gobernador Nehemias, el sacerdote y escriba Esdras, y los levitas que instruían al pueblo dijeron a toda la asamblea:
«Este día está consagrado al Señor, vuestro Dios: No estéis tristes ni lloréis» (y es que todo el pueblo lloraba al escuchar las palabras de la ley).
Y añadieron:
«Andad, comed buenas tajadas, bebed vino dulce y enviad porciones a quien no tiene, pues es un día consagrado a nuestro Dios.

No estéis tristes, pues el gozo en el Señor es vuestra fortaleza». Palabra de Dios



Segunda lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (12,12-30):

Hermanos:
Lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo.
Pues todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres,

hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo.

Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.
Pues el cuerpo no lo forma un solo miembro sino muchos.
Si el pie dijera: «No soy mano, luego no formo parte del cuerpo», ¿dejaría por eso de ser parte del cuerpo? Si el oído dijera: «No soy ojo, luego no formo parte del cuerpo», ¿dejaría por eso de ser parte del cuerpo? Si el cuerpo entero fuera ojo, ¿cómo oiría? Si el cuerpo entero fuera oído, ¿cómo olería? Pues bien, Dios distribuyó el cuerpo y cada uno de los miembros como él quiso.
Si todos fueran un mismo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo?
Los miembros son muchos, es verdad, pero el cuerpo es uno solo.
El ojo no puede decir a la mano: «No te necesito»; y la cabeza no puede decir a los pies: «No os necesito». Más aún, los miembros que parecen más débiles son más necesarios. Los que nos parecen despreciables, los apreciamos más. Los menos decentes, los tratamos con más decoro. Porque los miembros más decentes no lo necesitan.
Ahora bien, Dios organizó los miembros del cuerpo dando mayor honor a los que menos valían. Así, no hay divisiones en el cuerpo, porque todos los miembros por igual se preocupan unos de otros. Cuando un miembro sufre, todos sufren con él; cuando un miembro es honrado, todos se felicitan. Pues bien,

vosotros sois el cuerpo de Cristo, y cada uno es un miembro.

Y Dios os ha distribuido en la Iglesia: en el primer puesto los apóstoles, en el segundo los profetas, en el tercero los maestros, después vienen los milagros, luego el don de curar, la beneficencia, el gobierno, la diversidad de lenguas.
¿Acaso son todos apóstoles? ¿O todos son profetas? ¿O todos maestros? ¿O hacen todos milagros? ¿Tienen todos don para curar? ¿Hablan todos en lenguas o todos las interpretan?   Palabra de Dios


Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Lucas (1,1-4;4,14-21):

Ilustre Teófilo:
Puesto que muchos han emprendido la tarea de componer un relato de los hechos que se han cumplido entre nosotros, como nos los transmiteron los que fueron desde el principio testigos oculares y servidores de la palabra, también yo he resuelto escribírtelos por su orden, después de investigarlo todo diligentemente desde el principio, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido.
En aquel tiempo, Jesús volvió a Galilea con la fuerza del Espíritu; y su fama se extendió por toda la comarca. Enseñaba en las sinagogas, y todos lo alababan.
Fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el rollo del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito:

Y, enrollando el rollo y devolviéndolo al que lo ayudaba, se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos clavados en él.
Y él comenzó a decirles:
«Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír».   Palabra de Dios


ORACIÓN UNIVERSAL

1. Para que, iluminados por la Palabra de Dios y unidos en la oración, caminemos en comunión y participemos abiertamente en el cumplimiento de nuestra misión. Roguemos al Señor.
2. Por quienes colaboramos en las tareas de la evangelización, las celebraciones litúrgicas y el servicio caritativo-social, para que trabajemos confiadamente animados por la Palabra de Dios. Roguemos al Señor.
3. Para que, alentados por la Palabra de Dios, recemos siempre y sin desfallecer por la unidad de todos los cristianos. Roguemos al Señor.
4. Para que, acogiendo lo que transmitieron los que desde el principio fueron testigos oculares y servidores de la palabra, conozcamos la solidez de las enseñanzas que hemos recibido. Roguemos al Señor.
5. Para que la Virgen María, nos acompañe en el camino de la escucha atenta de la Palabra de Dios. Roguemos al Señor.


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